Fabiana Murer, la campeona mundial de pértiga que soñaba con ser Nadia Comaneci

    • La atleta brasileña practicaba gimnasia pero su altura le impidió despuntar, y un anuncio en un periódico le permitió entrar en una escuela de atletismo.
    • Fabiana Murer se ha colgado la medalla de plata en los Mundiales de Pekín, y ahora mira a los Juegos Olímpicos de Río 2016, su espina clavada.
Fabina Murer, la campeona mundial de pértiga que soñaba con ser Nadia Comaneci
Fabina Murer, la campeona mundial de pértiga que soñaba con ser Nadia Comaneci

La atleta brasileña, campeona del mundo en Doha 2010 y 2011, ha logrado la plata en Pekín, pero en su juventud, su sector era la gimnasia.Fabiana llegó a una escuela de atletismo de Campinas, su ciudad natal, mediante un anuncio en un periódico después de constatar que no tenía futuro en la gimnasia, el deporte que llevaba nueve años practicando desde niña.

Empezaba a ser demasiado alta, lo que le dificultaba en alguna prueba y, sobre todo, empezaba ser demasiado mayor para un deporte con ritmos propios y donde no terminaba de despuntar.

Fue una gran desilusión, pero tenía claro que no quería dejar el deporte. El atletismo y ese anuncio de la escuela de Campinas apareció entonces como tabla de salvación.

La prueba de acceso a la escuela constaba de un 50 metros, un 1.500 metros y un salto largo, que Murer superó con buena nota, pero su formación como gimnasta hizo que le dirigieran pronto a la pértiga, que no soltó desde entonces.

Curiosamente ya había agarrado una, al menos virtualmente, ya que de niña uno de los videojuegos favoritos de la familia Murer era uno de atletismo en el que Fabiana ya lo hacía muy bien.

"Siempre nos ganaba al final del decatlón, en la última prueba, la de 1.500 metros", recordó su padre Vanderlei sobre aquellas veladas en familia.

Fue precisamente él, gran amante del deporte, el que impulsó a sus hijas a hacer deporte desde muy pequeñas. Sus hermanos Fernando y Flavia optaron por la natación y Fabiana probó casi todos, hasta balonmano, pero se quedó con la gimnasia.

La decisión de acudir a aquella prueba fue, sin duda, la mejor de su vida. Allí inició una impresionante carrera que la convirtió en atleta profesional y que le ha permitido ser una estrella del deporte brasileño, hasta el punto de ser una de las elegidas para recibir directamente la bendición del papa Francisco cuando visitó Brasil en julio de 2013.

Campeona mundial bajo techo en Doha-2010 y al aire libre en Daegu-2011, la plata lograda en Pekín este miércoles le permite soñar ahora con su única asignatura pendiente, los Juegos Olímpicos, tras los cuales se retirará el año que viene ante sus compatriotas, en Rio de Janeiro.

"Todavía no sé qué haré después, no lo he decidido. Quiero seguir ligada al deporte y poder aprovechar mi experiencia para ayudar a los jóvenes", explicó en Pekín, con la madurez de sus 34 años y la sonrisa amable que siempre le acompaña.

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