Fernando Vázquez, el técnico que sueña

  • Soñó con el triunfo en Mallorca, en la segunda final consecutiva para un equipo al que cogió prácticamente desahuciado, y el sueño que había tenido se cumplió (2-3), primera victoria de su equipo a domicilio, que ha servido para empezar a ver la luz al final de un túnel que parecía no tener salida cuando el protagonista del sueño, Fernando Vázquez, cogió las riendas del Deportivo el 11 de febrero.

Carlos Alberto Fernández

A Coruña, 1 abr.- Soñó con el triunfo en Mallorca, en la segunda final consecutiva para un equipo al que cogió prácticamente desahuciado, y el sueño que había tenido se cumplió (2-3), primera victoria de su equipo a domicilio, que ha servido para empezar a ver la luz al final de un túnel que parecía no tener salida cuando el protagonista del sueño, Fernando Vázquez, cogió las riendas del Deportivo el 11 de febrero.

Llegó al equipo al que siempre había querido entrenar en uno de sus momentos más delicados, tanto a nivel institucional, con el club en concurso de acreedores desde enero, como en el césped, hundido en la clasificación, prácticamente descartado en la batalla por la permanencia, con la afición en tensión y la dimisión del segundo técnico de la temporada, el portugués Domingos Paciencia, aún caliente.

"Espero no defraudar a nadie en un momento complicado, aunque tengo claro que nada es imposible y la idea ahora es ganar ocho partidos", señaló el técnico de Castrofeito, de 58 años, el día de su presentación.

Había intuido aquel día y también preveía que le iba a tocar hacerse cargo del Deportivo en una situación delicada, lejos de aquellos años en los que el equipo peleaba por la Liga y daba alegrías en la Liga de Campeones.

Pero este momento es igual o más importante que aquel, porque la viabilidad del club está en juego en pleno proceso concursal y quedarse en Primera División ayudaría a la supervivencia de un Deportivo que ha ganado una Liga, dos Copas del Rey y tres Supercopas.

Vázquez consiguió desde el primer momento relajar el ambiente, recuperar la sintonía entre afición y equipo, alentar el 'Sí, se puede' al que se aferran todos los que luchan por la permanencia.

Pidió tiempo al principio para amoldar al Deportivo a sus conceptos, para mejorar el rendimiento físico, para cortar la sangría de goles que llevaba en contra tanto con José Luis Oltra como con Domingos.

No lo logró en los primeros partidos ante el Sevilla (3-1) y el Real Madrid (1-2), tampoco estuvo a la altura que pretendía ante el Rayo Vallecano (0-0), cayó en el Camp Nou (2-0) y llegó a la jornada 28 a nueve puntos del decimoséptimo clasificado.

Pero no dejó de creer en un momento decisivo: tres partidos seguidos ante rivales directos en la batalla por la permanencia de los que ya ha sacado dos adelante.

El primero, ante su anterior club, el Celta de Vigo, una etapa en la que le devolvió a Primera, le llevó a Europa y, en el tercer año, acabó destituido y emocionalmente 'tocado'.

El técnico que no entrenaba, al margen de haber dirigido a la selección gallega, desde abril de 2007, que se había hecho famoso por sus carreras con saltitos por la banda en el Compostela en la década de los 90, volvió a correr por delante del banquillo de Riazor ante el Celta (3-1).

El Deportivo volvió a creer entonces en sus opciones, pasó un parón de campeonato dulce hasta la visita al Mallorca, lo aprovechó para hacer una minipretemporada, para mejorar la condición física de la plantilla, y se examinó nuevamente en la isla en la que había entrenado en la temporada 1999-00, donde había descubierto a Diego Tristán, a Güiza o a Eto'o.

Vázquez había confesado el sueño de un triunfo en Mallorca, aunque no estaba muy seguro de que pudiera cumplirse. Su homólogo en el conjunto balear, Gregorio Manzano, se lo recordó al darle la mano antes del partido: "Eres un soñador".

Y lo cumplió en el césped (2-3) con la primera victoria del Deportivo a domicilio en toda la temporada, la primera remontada, la primera vez en la que encadena dos triunfos.

Fernando Vázquez está cumpliendo lo que dijo el día de su presentación: "Siempre se me dio bien el hecho de hacer resurgir equipos, hacerlos revivir, porque estas situaciones las controlo bien".

El técnico ha descontado dos triunfos a los ocho que calculó para salvarse cuando se hizo cargo del banquillo del Deportivo y buscará el tercero en otra final, el próximo sábado ante el Zaragoza en Riazor.

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