Fidelidad, turismo y esperanza de 4.000 incondicionales

  • Estimulados por la fe en la utopía e incentivados por el amor a unos colores, más de 4.000 fieles del Schalke 04 se dejaron ver por las calles de Madrid antes de invadir parte del fondo norte del estadio Santiago Bernabeu, donde agotarán el aliento por su equipo del alma, que tramitará la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones.

Santiago Aparicio

Madrid, 18 mar.- Estimulados por la fe en la utopía e incentivados por el amor a unos colores, más de 4.000 fieles del Schalke 04 se dejaron ver por las calles de Madrid antes de invadir parte del fondo norte del estadio Santiago Bernabeu, donde agotarán el aliento por su equipo del alma, que tramitará la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones.

El sonrojante marcador (1-6) del choque de Gelsenkirchen no echó por tierra los planes de la afición del Schalke. Ni una sola localidad quedó libre en la ubicación visitante del recinto blanco, que ocuparon nada más abrirse las puertas para el público.

Apiñados en sus asientos, ataviados con los colores azul y blanco de su equipo, con banderas, bufandas y pancartas identificativas dejaron su voz después de una jornada intensa.

Los miles de seguidores germanos llegaron desde ayer a Madrid. Poco importó el partido de ida. Ni las escasas opciones del equipo alemán de progresar en Europa. Como si se tratara de una última ocasión, los fieles del Schalke poblaron la ciudad cono si el resultado estuviera en juego.

Algo tuvo que ver, sin duda, que las entradas para el Bernabeu se pusieron a la venta antes del choque de Gelsenkirchen. Y todo quedó vendido.

El plan puede que ahora sea otro. Pero con buen talante los aficionados germanos alcanzaron Madrid para prolongar el apoyo al equipo de Jans Keller. No está solo el Schalke, que contempla su visita, igual que su público, como una ocasión histórica. Como una presencia sin precedentes en un escenario de leyenda.

A los hinchas germanos les acompañó el buen tiempo en sus horas de estancia. Gran parte de ellos plagó el centro de Madrid, la Puerta del Sol contempló el colorido desplegado horas antes por los ciudadanos de Alemania, que aprovecharon el viaje y el desembolso de la entrada en hacer turismo por la ciudad y en disfrutar de los reclamos de la ciudad.

Raúl fue el gran recordado una vez más. El recuerdo del que fuera capitán blanco sigue inmerso entre los fieles alemanes, que aún portan con orgullo camisetas azules con el siete a la espalda y el nombre del que fuera su jugador durante unas temporadas.

Otra parte de los seguidores, la más reciente en llegar, permaneció en las cercanías del estadio Santiago Bernabeu. En sus calles próximas, en terrazas de locales anexos al campo.

Los jugadores ya disfrutaron del auxilio de su afición el lunes, cuando parte de ellos, cerca de 300, ambientaron la sesión oficial que celebró el equipo en el recinto blanco.

El empeño prosiguió después donde el aliento se extendió durante el partido. La afición del Schalke dio muestras de fidelidad, aprovechó su estancia para disfrutar y hacer turismo sin enterrar el ápice de esperanza que alienta a cualquier seguidor del fútbol.

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