Final Champions League 2013: Robben acaba con su gafe en el último minuto

    • Un gol de Arjen Robben en el minuto 89 ante el Dortmund le dio la Champions League al Bayern y, de paso, acabó con una particular maldición que el holandés sufría desde 2010.
    • En los últimos tres años, Robben ha fallado en momentos clave y ha sido señalado por muchos como un jugador que no da la talla en los momentos importantes.

Ya está. Se acabó. Una jugada rápida en el último minuto, con un regate preciso y un tiro suave pero efectivo puso punto y final a la maldición de Arjen Robben, el jugador incapaz de ganar finales importantes. Tras cuatro temporadas gafadas, el extremo pudo por fin alzar un título siendo importante en la final.

La mala racha se inició en 2010, en la final de la Champions League ante el Inter de Milán. Aquel partido se disputó en el Santiago Bernabéu, estadio que había abandonado justo en el verano previo rumbo a Munich. El conjunto italiano, dirigido por Mourinho, bloqueó al Bayern, impidiéndole jugar cómodo y buscar las bandas. Robben estuvo desaparecido.

Meses después, en el verano Robben mostraría al mundo su capacidad para fallar en los momentos más importantes en la final del Mundial de Sudáfrica. Para alegría de los españoles, el extremo holandés falló dos mano a mano clarísimos ante Iker Casillas. Pocos minutos después, Iniesta no fallaría y convertiría aquel sueño en una auténtica pesadilla para Arjen.

Pero aquello no fue todo. En el año 2011 Robben volvió a fallar en dos partido clave. No eran finales, pero casi. En unos días el Bayern se jugaba la Bundesliga ante el Dortmund y la Champions ante el Madrid. En la competición doméstica Robben hizo un discreto partido que culminó fallando un penalti en el minuto 84, cuando su equipo perdía 1-0. La liga era casi casi del Borussia.

En el Bernabéu, en el que era el partido de vuelta de la Champions League, Robben subió su nivel, aunque tampoco dio razones por las que su antiguo público pudiera arrepentirse de haberle dejado marchar. El holandés incluso marcó un penalti.

Empero, en el momento claro, cuando llegaban los penaltis que debían decidir cuál de los dos equipos pasarían a la final de la Champions, Robben se borró. Le dijo a Heynckes que no quería tirar ninguna de las cinco penas máximas. Así ocurrió y su equipo pasó. La maldición parecía cumplirse cada vez que él actuaba.

Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, en una carrera, un regate y un disparo, Robben se ha encargado de exhorcitarse a sí mismo y ha dejado al espíritu maldito en el olvido. Ahora es campeón de Europa y, para colmo, fue nombrado mejor jugador del partido.

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