Fusté: "En muchas cosas, el Real Madrid era el equipo del Gobierno"

  • Josep María Fusté (Lérida, 1941) vivió en primera persona con el Barcelona la famosa final de las botellas que disputó su equipo en 1968 ante el Real Madrid. El conjunto azulgrana se llevó el título, con un gol en propia meta de Zunzunegui, que dio el título al conjunto azulgrana en una década en la que el club merengue acaparaba casi todos los trofeos.

Juan José Lahuerta

Madrid, 14 abr.- Josep María Fusté (Lérida, 1941) vivió en primera persona con el Barcelona la famosa final de las botellas que disputó su equipo en 1968 ante el Real Madrid. El conjunto azulgrana se llevó el título, con un gol en propia meta de Zunzunegui, que dio el título al conjunto azulgrana en una década en la que el club merengue acaparaba casi todos los trofeos.

Fusté recuerda con amargura aquel partido, empañado por el lanzamiento de botellas masivo por parte de los aficionados del Real Madrid, que reclamaron al árbitro, Antonio Rigo, un par de penaltis a favor del cuadro merengue. El ex jugador del Barcelona, en una entrevista con la Agencia EFE, declaró que el Real Madrid era el equipo del Gobierno y lamentó que de aquel partido sólo se recuerde el desagradable incidente de las botellas.

Pregunta: ¿Cómo era aquel Barcelona del año 1968? El club atravesaba por una mala década, en la que el Real Madrid ganaba casi todas las Ligas...

Respuesta: En aquella época, desde el sesenta al setenta, pues del Madrid recogíamos casi lo que no querían los demás. Pero en aquel partido, célebre de las botellas y desagradable de recordar por los incidentes que ocurrieron cuando los jugadores no tuvimos ninguna culpa, se ve la forma de pensar de los espectadores en cierto momento que pierden la cabeza. Es desagradable que se haya quedado como la final de las botellas y no por el fútbol o por cómo fue el gol. Sólo las botellas. Es desagradable, pero es así. Si se recuerda algo, es el partido de las botellas.

P: Sin embargo, las crónicas de la época decían que fue un partido muy malo.

R: Malo, malo. Fue pésimo. Aparte nos dimos mucha leña, que eso no entra en el fútbol normal. Pero aquí no se recuerda ni el mal juego ni las patadas. Sólo se recuerdan las botellas al final del partido.

P: ¿Antes del partido imaginó que la final iba a acabar así?

R: No. Eso no lo piensa nadie. La ilusión de todos los jugadores es jugar bien y ganar. No se jugó bien, ni el Real Madrid ni nosotros. Fue un partido bastante malo en calidad. Para el pobre Zunzunegui, la gente le recuerda que se metió el gol en propia puerta. Aparte de las botellas finales, el partido fue desagradable.

P: ¿Hay algo que usted pueda rescatar de aquel partido que no sean ni las botellas ni el gol de Zunzunegui?

R: Sólo puedo destacar y desagradablemente, que, cuando estaba en el centro del campo me saltó una botella y me hice un corte aquí (se señala la rodilla izquierda). Fue el único corte que me hice en mi carrera. Y eso que estaba en el centro del campo. Cuando vi que había líos, nunca estaba en ellos, me fui al centro del campo y me vino una botella que no vi y me hizo un corte. Me di cuenta a la hora de irme a la ducha. No me hizo daño y no vi sangre, pero en la ducha pensé 'caramba, qué es esto'... y me acordé de aquella botella. Pensaba que me había tocado y que no me había hecho ningún corte. Tengo el recuerdo de las botellas positivo en el sentido que dejó en mi pierna.

P: ¿Es la única cicatriz que le ha quedado en toda su carrera?

R: Sí, la única. Por suerte. Jugué 17 años y fue la única vez. Era de los que no me lesionaba. Se ve que tenía carne dura. A los 42 años, que había dejado el fútbol en activo, tuve mi primera lesión. Fui de los primeros en que me hicieran la artroscopia. En 17 días volví a jugar un partido de fútbol. Aún tenía fuertes las piernas, con mucha musculatura.

P: Centrándonos en la final, que tanto se quejó el público madridista... ¿Hubo penalti a Serena?

R: El que se cuida de todos los detalles, los buscará. Yo te digo que el partido no era merecedor de ganarlo nadie. Era un empate a uno o a tres. Ninguno fue superior a otro.

P: Hubo una frase del árbitro, décadas después, en la que decía que aquel encuentro le convirtió en anti madridista

R: ¿Antimadridista?

P: Y contaba que el Real Madrid le ofreció un reloj de oro antes del partido...

R: Esto se ha dicho. Yo tampoco lo puedo atestiguar porque no es mi caso. Pero no lo sé. Él sabrá. El árbitro es el que podía tener estos posibles sobornos. Yo no sé. Ahora lo que me cuentas no lo había oído. Pero si lo dijo, debía tener indicios de que alguien le había ofrecido algo y son cosas desagradables que por desgracia las hay.

P: Al Real Madrid de aquella época se le quedó el estigma de que era el equipo del Gobierno, del Régimen en este caso. ¿Está justificado ese estigma?

R: Se decía y en muchas cosas sí. Y aún sigue siendo. Vas al palco y están todos los que mandan en este país. El Real Madrid ha tenido buen equipo y lo ha tenido siempre. En aquella época tenían mejor equipo que nosotros, las cosas como son. Pero ahora que está un poco igualado...

P: ¿En qué se notaba aquello en esa época?

R: En los arbitrajes. He tenido cuatro arbitrajes que se veía que no podíamos ganar. Pasábamos del centro del campo y era falta. Cualquier cosa te hacia pensar que no era normal. Nunca he sido polémico ni mal pensado, pero analizabas cosas y pensabas... 'joer sí, es verdad'. Los que pensaban mal te lo recuerdan y... 'osti, es verdad y eso también es verdad'. Podíamos mal pensar. Cuando jugaba sólo me dedicaba a jugar. Mi mundo era jugar al fútbol, era muy mal profesional porque no me gustaba entrenar ni viajar. Pero jugar, mucho. Sólo me dedicaba a jugar. Nunca quise ser capitán sólo para no hablar con los árbitros a representar a los jugadores. Era un jugador atípico.

P: Cuando levantó la Copa, ¿qué sintió?

R: Algo desagradable. En el vestuario hubo euforia. Cuando entré en el vestuario estaba todo el mundo celebrándolo con júbilo. Cuando me fui a la ducha me di cuenta del corte. El mismo masajista me dijo que me daba puntos, pero me mareaba con las agujas. Por lo demás, fue todo júbilo. En aquella época ganábamos muy poco, teníamos que celebrar lo que ganábamos.

P: ¿Echa de menos aquellos días?

R: No. No, no, no. He jugado al fútbol hasta hace cuatro o cinco ños y tengo 73. Ahora como no puedo, juego a tenis

P: A usted le gustaba a jugar al fútbol.

R: Sí, sí. Por eso.

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