Fútbol, alcohol y un tren anticrisis

  • Gdnask, Gdynia y Sopot. Tres localidades que forman un área metropolitana denominada "Trójmiasto" o, traducido del polaco, la triple ciudad. En ellas, cerca de 10.000 aficionados españoles campan a sus anchas antes del partido que disputará el equipo de Vicente Del Bosque ante Italia. Las calles se han teñido de rojo y acogen a unos hinchas necesitados de alegrías.

Juan José Lahuerta

Gdansk (Polonia), 10 jun.- Gdnask, Gdynia y Sopot. Tres localidades que forman un área metropolitana denominada "Trójmiasto" o, traducido del polaco, la triple ciudad. En ellas, cerca de 10.000 aficionados españoles campan a sus anchas antes del partido que disputará el equipo de Vicente Del Bosque ante Italia. Las calles se han teñido de rojo y acogen a unos hinchas necesitados de alegrías.

Y es que la crisis económica aprieta en España. La palabra "rescate" suena en algunos de los cánticos que se pueden escuchar en el tren que recorre los veinte kilómetros que separan Gdynia de Gdansk. En medio, queda Sopot. Y en las tres paradas, los aficionados españoles van subiéndose al tren de la "Roja".

Hay que hacer el recorrido para conocer cuáles son los pálpitos del aficionado español. Muchos han llegado a Polonia el día anterior a que Europa acudiera en ayuda de España. Muchos han "huido" para evadirse de sus problemas. Y muchos hablan del presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que hoy estará presente en el Gdansk Arena para ver en directo a la selección española.

"Aquí no me da tiempo, pero si España llega a la final iré Kiev a que me rescaten las ucranianas", aseguró a Efe un aficionado sevillano que se sube en la primera parada, en Gdynia.

Poco después, con el vagón más teñido de rojo, los cánticos más clásicos olvidaron los relacionados con la economía, que los hubo. Se escuchó un "Paquito Chocolatero", el "Qué viva España" de Manolo Escobar y otros clásicos de la España cañí que tanto gustan en el mundo del fútbol.

Los italianos, mientras, miraban sorprendidos. Eran menos y más observadores, pero al final acababan uniéndose a la fiesta española. Todos unidos en un mismo tren con dos finales. El primero, en una parada cerca de la Universidad de Gdansk. Desde allí, 25 minutos andando hasta el estadio. Una elección que muchos escogieron. Desde la ventana del tren, ya en marcha, se podía ver una fila de hormigas caminando hacia el Gdansk Arena.

La segunda opción, llegar hasta Gdansk, a la ciudad donde comenzó la Segunda Guerra Mundial antes llamada Leipzig por los alemanes. Y también la ciudad donde se fundó el sindicato de la solidaridad, considerado uno de los mayores de la historia y que nació para luchar contra del régimen comunista polaco dirigido por Lech Walesa.

En la ciudad con el puerto más grande de Polonia se apearon del tren la mayoría de los aficionados. Allí coincidieron con otros que ya estaban alojados en Gdansk y que pasaron una noche etílica. Embriagados por la euforia, la marea roja, con todo tipo de disfraces, pelucas y con muchas banderas, cogieron un tren rápido habilitado especialmente para conectar la ciudad portuaria del norte con el estadio donde debutará España.

Desde allí, todos directos al Gdansk Arena, donde España iniciará su andadura en la Eurocopa de Polonia y Ucrania. Todos juntos unidos por un mismo tren, el de la "Roja", en el que los sueños futbolísticos de muchos hacen olvidar la crisis económica de España. "He venido aquí a ver buen fútbol, a pillarme una buena caraja y a olvidar", culmina otro aficionado. Tal vez sea la mejor medida anti crisis.

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