La 'Azzurra' se vuelve negra: de 'ogro' del fútbol a vivir su mayor fracaso en 60 años

  • Italia se perderá su primer Mundial desde 1958; seis décadas en las que ha ganado dos veces y ha causado pánico en cada rincón del globo... Hasta hoy
La 'Azzurra' se vuelve negra: de 'ogro' del fútbol a vivir su mayor fracaso en 60 años
La 'Azzurra' se vuelve negra: de 'ogro' del fútbol a vivir su mayor fracaso en 60 años
EFE

Italia y el Mundial parecían una pareja indisoluble, son parte del imaginario del fútbol. Cannavaro levantando la copa en Berlín en 2006; Roberto Baggio mandando al limbo el penalti definitivo en Pasadena, allá por 1994; Paolo Rossi dinamitando las redes del Bernabéu en 1982... Y antes, la goleada ante la mítica Brasil de los cinco 'dieces' en 1970. Mucho antes, otros dos triunfos bañados en polémica, en 1934 y 1938 con Mussolini en el palco. ¿Quién recuerda un campeonato sin la 'Azzurra'?Casi nadie hasta ahora. Porque Italia, después no ser capaz de marcarle un gol a Suecia (a la Suecia post Ibrahimovic) en 180 minutos, no viajará a Rusia el próximo verano.

La última vez que Italia no disputó la fase final de un Mundial fue hace 60 años, en 1958; y la anterior y única otra ocasión en 1930. De hecho, el combinado transalpino no estuvo en aquella cita, la primera de la historia, por orgullo: quiso organizarla, pero la FIFA eligió a Uruguay e Italia declinó la invitación a participar alegando el excesivo coste del desplazamiento. Como a tantos otros países europeos (sólo cuatro cruzaron el charco), le dolió que primer Mundial se disputase en Sudamérica.

Hubieron de pasar varias décadas desde sus primeros títulos hasta que Italia volviera a ser una potencia a nivel planetario. La Segunda Guerra Mundial primero y la tragedia de Superga (que acabó con una excelsa generación de futbolistas del Torino) después frenaron el dominio 'azzurro'. Una vez recuperado del golpe, el 'calcio' resurgió con más fuerza a partir de los años 70.

Una identidad ganadora

Lo hizo, además, con una identidad que le acompañaría durante décadas. Es un aspecto casi cultural: Italia siempre compite. Con un fútbol rocoso, una defensa impenetrable, pinceladas de magia y, sobre todo, mucho carácter. Carácter ganador en la victoria y también en la derrota. Carácter del que, en 2017, apenas parece quedar rastro en la 'Azzurra' gracias a la mano de Giampiero Ventura.

El veterano técnico genovés de 69 años nunca antes se había enfrentado a un reto tan mayúsculo como dirigir a la tetracampeona del mundo. Tampoco había dirigido un sólo partido de Liga de Campeones. Su bagaje, en cambio, se limitaba a clubes locales de segunda fila como el Torino, el Bari, el Pisa, la Sampdoria... Y así una larga lista de hasta 17 equipos.

La selección le ha venido grande a Ventura, que de un plumazo se ha cargado la herencia de su predecesor, Antonio Conte, y la de seis décadas en las que Italia fue el 'ogro' del fútbol mundial, el rival que nadie quería. Pese a contar con mimbres más que suficientes, la 'Azzurra' de Ventura ha sido, más que en una roca, rácana.

Venturá 'traicionó' la magia

Con la camiseta de la 'Nazionale', Buffon (que se quedará sin su récord de seis Mundiales), Barzagli, Bonucci y Chiellini no infunden miedo como en la Juventus. Y de los chispazos de talento con los que Gianni Rivera, Roberto Baggio, Alessandro del Piero o Francesco Totti llevaron a Italia a la gloria, no queda ni rastro. Insigne, Bernardeschi y El Shaarawy, los pocos vestigios de imaginación en tres cuartos de campo, se 'pudren' en el banquillo o en la grada con Ventura. 

El histórico verdugo de España ya no es sino un juguete para la 'Roja', que el pasado mes de septiembre le aplastó (3-0) en el Santiago Bernabéu. Fue el tiro de gracia para la 'Azzurra', que ya no creía apenas en su técnico. Dos pírricas victorias por 1-0 ante Israel y Albania, y un empate a nada frente a Macedonia precedieron a la debacle de la repesca. A Suecia (casualmente el país anfitrión del último Mundial que Italia no jugó) le bastó con un gol 'a la italiana', de rebote en un saque de banda, para firmar el certificado de defunción de una selección que no hace tanto se paseaba por los estadios de todo el planeta con el cartel de villano. El miedo ahora lo sufren sus 'tifosi'.

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