La carta de María Gómez: "Las reporteras hemos aguantado de todo en el Mundial"

  • La periodista de Telecinco ha publicado un escrito en el que cuenta en primera persona la verdad sobre su experiencia en el torneo.
María Gómez
María Gómez
Mediaset España

María Gómez se ha desahogado nada más volver de Rusia. La periodista ha sido protagonista de las noticias del fin de semana, para su pesar, por los incidentes que ha sufrido en diferentes conexiones en directo con varios aficionados. Unos hechos de los que se ha hablado largo y tendido y sobre los que Gómez ha querido dar su versión de primera mano a través de una carta publicada en su cuenta de Twitter.

En primer lugar, la periodista ha avisado de que con esta misiva quiere contar su historia para que nadie lo haga por ella. Así, empieza contando todo lo que ha sido su trayectoria en el mundo de la información desde sus estudios hasta llegar al Mundial de Rusia. "El camino para llegar hasta aquí ha sido largo", reconoce María, quien señala que todo es poco para cubrir un evento de tanta magnitud.

Si bien reconoce que, a pesar de los meses previos de preparación para la cita, había algo para lo que no estaba preparada: "para el comportamiento de una minoría de aficionados que complicaron enormemente no solo mi trabajo, sino el de muchas compañeras y compañeros reporteros". En este sentido, incide en que tanto ella como otras periodistas de todo el mundo tuvieron que aguantar durante estos días "gritos, empujones, besos, tocamientos, tirones de pelo, insultos y una larga lista de conductas que deberíamos considerar inaceptables".

Por ello, tras tantos días en esas condiciones de trabajo, en una conexión en directo decidió responder a un aficionado que hizo un comentario sobre su físico (le llamó guapa y ella contestó que el comentario sobraba). "No lo consideré prudente ni apropiado ante una audiencia de millones de espectadores y se lo hice saber", aclara. Si bien recalca que ella no entendió ese comportamiento como un "acoso, como sugieren algunos comentarios, ni valoré la posibilidad de denunciarle", de modo que arreglaron el malentendido fuera de cámaras hablando tranquilamente.

En este punto, la periodista aprovecha para reconocer el trabajo de todas sus compañeras "porque conozco en primera persona las dificultades añadidas que tiene ser mujer y periodista, independientemente del aspecto físico", en el que pone el acento de que, al final acaba siendo la vara de medir de la valía profesional de muchas mujeres, "una triste demostración de la longitud del camino que aún queda por recorrer".

Por ello, apuesta por abrir un diálogo social para reconocer los errores que cometemos en el ámbito de la igualdad , de los que ella admite que también comete y debe revisar sus propias formas de actuar ante la cámara, y generar un nuevo marco que no discrimine ni haga sentir mal a nadie. Aunque deja un recado para aquellos que siguen poniendo el grito en el cielo por su reacción del pasado fin de semana ante la cosificación de un aficionado: "A juzgar por el tono, la actitud o precipitación de algunas reacciones, parece evidente que muchos todavía no están preparados para hacerlo".

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