Raúl y Guti. Guti y Raúl. El "7" y el "14" han dicho adiós al club de sus amores en apenas 24 horas. El de Torrejón lo hizo el domingo por la mañana. El de Madrid, el gran capitán, justo un día después. Las despedidas no fueron iguales. La de Guti fue en la sala de prensa ante los medios de comunicación y con la única compañía, además de su familia, de Jorge Valdano.
La de Raúl fue diferente. Sucedió en el Palco de Honor del Santiago Bernabéu, con la presencia de toda la Junta Directiva, encabezada por Florentino Pérez. Incluso el presidente le dedicó un discurso de cinco minutos. Tampoco eran las mismas caras la de los dos capitanes. La de Guti fue sonriente durante casi toda su despedida y apenas tuvo un atisbo de emocionarse. Su discurso fue corto, de dos minutos.
El rostro de Raúl no era de felicidad, sobre todo en el Palco de Honor. Era de emoción, de emoción contenida. Tembloroso pasaba las páginas de su discurso, escrito para no olvidarse de dar las "gracias" a nadie. Fueron 300 segundos hasta que acabó con un "hala Madrid".
Todo el mundo se puso en pie para aplaudirle y la poca gente que había entrado en el estadio, le pedía que bajase al ruedo, por última vez. Y ahí sí, ahí el capitán se derrumbó y comenzó a llorar. Sabía que era su final como jugador blanco. Que era su primera despedida porque en el fondo desea una con todo el Bernabéu lleno. Llegará.
Con la marcha de Guti y Raúl se va parte de la historia del madridismo. Han sido 31 temporadas entre los dos. Más de mil partidos, 400 goles o infinidad de títulos. Se van dos genios de la pelota. Cada uno a su manera, pero dos genios. Los madridistas ya les echan de menos.
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