Hambre de medallas pero, por favor, que no sean fáciles

  • "Las Leonas" ya están aquí. Mantienen la misma hambre de medallas, pero les desagrada que sean fáciles, sin sufrimiento.

Nemesio Rodríguez

Guadalajara (México), 19 oct.- "Las Leonas" ya están aquí. Mantienen la misma hambre de medallas, pero les desagrada que sean fáciles, sin sufrimiento.

Ni siquiera tienen que tomarse revanchas: llevan ganando el título panamericano desde 1987, acumulan seis títulos y aquí, en Guadalajara, nadie duda de que llegarán al séptimo. Lo ven tan fácil que reclaman presión.

El equipo, liderado por Luciana Aymar, de 34 años, apodada la "Maradona" del hockey, busca no sólo el título, sino también la plaza olímpica para Londres 2012.

Las también vigentes campeonas mundiales se sienten tan sobradas que hasta parece que se aburren de no tener rivales.

Debutaron el martes ante Trinidad y Tobago. Y golearon: 11-0. Un amistoso, un trámite de preparación hacia la final.

"Debemos ganar todos los partidos. Somos un grupo consciente de los partidos que hay que jugar, y debemos llegar a la final de la mejor manera", dijo María Noel Barrionuevo, autora de cuatro goles.

Su compañera Soledad García comparte esta opinión, pero reclama más "sufrimiento".

"Me gusta sufrir más, con más presión", señala García, que contempla los partidos como obligatorios: son 70 minutos que hay que jugar aunque con mucho cuidado para evitar lesiones.

Aunque todo parece fácil, las "Leonas" conocen la hiel de la derrota y tienen un enemigo acérrimo, Holanda, la selección que las dejó a las puertas de la final en Atenas 2004 y Pekín 2008 cuando parecía que una increíble generación de jugadoras viajaba hacia el oro.

Menos mal que reforzaron su credibilidad y peso en el Mundial de Argentina de 2010 derrotando en la final a la misma Holanda (3-1) para sumar su segundo título.

El técnico chileno de hockey femenino, Diego Amoroso, parece querer ganarles en motivación. No se entiende de otra manera que se haya quejado de que su equipo le faltó "contundencia" después de golear a Cuba por 6-0.

Otros deportistas vienen con la espina clavada de una derrota dolorosa. Como Brasil en el fútbol, eliminado por Ecuador en su propia casa en Río 2007. Romário, que está en Guadalajara como comentarista de la cadena "Record", también sabe incentivar: "hablando de fútbol, Brasil debe ganar". Punto.

O la corredora chilena Erika Olivera, que implantó la plusmarca del maratón de los Juegos en Winnipeg 1999, fue bronce en Santo Domingo 2003 y abandonó en Río 2007.

"A Guadalajara vengo con el hambre de ganar una medalla y de sacarme la espina, sé que puedo", asegura esta madre de cinco hijos, de 35 años.

Otros están aquí con la motivación un poco baja. Es el caso del tenista chileno Nicolás Massú, de 31 años, oro en individuales y dobles en Atenas 2004. Cayó hoy ante el brasileño Ricardo de Mello y demostró que está lejos de aquel tenista que en Pekín 2008 decía que le tendrían que sacar muerto de las canchas.

"En este momento, la clasificación mundial no me importa, ni siquiera sé en qué número estoy", comentó.

Quien parece no necesitar incentivos es el estadounidense Michael Dennis McPhail, que hoy explicó de manera rotunda y patriótica el sentimiento que le inspiraba haber logrado el oro en 50 metros de rifle tendido.

"Siempre quiero ganar por mi país. Represento a las fuerzas armadas de Estados Unidos y me siento muy orgulloso de ganar", dijo McPhail, de 30 años, que a la vista de la puntería de hoy debe de ser un enemigo de cuidado en misiones de guerra.

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