Hewitt, leyenda del tenis en Australia, se retira después de perder ante Ferrer

    • El tenista australiano cumplirá 35 años el próximo mes y sigue siendo el jugador más joven en lograr el número 1 mundial.
    • A lo largo de su carrera ganó 30 títulos y dos 'Grand Slam' (US Open 2001 y Wimbledon 2002).
Hewitt se despide del tenis junto a su familia / @AustralianOpen
Hewitt se despide del tenis junto a su familia / @AustralianOpen

El australiano Lleyton Hewitt ha puesto punto y final a su carrera deportiva a los 34 años en su casa. El australiano ha dicho adiós ante sus compatriotas, que le despidieron como lo que es: toda una leyenda del tenis. En su país está considerado como Nadal en España o Federer en Suiza. Antiguo número 1 mundial, vencedor de Wimbledon 2002 y del US Open 2001, ahora Hewitt se convertirá en el capitán del equipo australiano de Copa Davis, debutando en la primera ronda ante Estados Unidos, en marzo en Melbourne.

Ha sido el español David Ferrer quien le derrotó en la segunda ronda del Abierto de Australia, primer 'Grand Slam' de la temporada, para meterse en la tercera ronda junto a Feliciano López. Hewitt había anunciado el año pasado que pondría fin a su carrera deportiva en el 'grande' de su país, pero 'Ferru' no entendió de sentimentalismos y apenas dio opciones al exnúmero uno del mundo, al que despidió por la vía rápida en tres sets (6-2, 6-4, 6-4). Tras el partido, le pidió la camiseta, algo nada habitual en el tenis.Llega el fin de una leyenda del tenis, Lleyton Hewitt se retira. Victoria de D.Ferrer que le pidio la camiseta #ATPhttps://t.co/Thk8bhCza3— Jose Fco Ferrer (@ferru_5) enero 21, 2016

Ganador de 30 títulos y dos 'Grand Slam' (US Open 2001 y Wimbledon 2002) y número uno desde finales de 2001 hasta mediados de 2003, el australiano estaba ya lejos de su mejor nivel y ni siquiera pudo oponer la resistencia que sus entusiastas fans esperaban.

"Jugó demasiado bien esta noche, es uno de los ocho mejores en el mundo, un par de veces semifinalista aquí. Ha jugado muy bien en estas condiciones y está en el mejor momento de su juego", dijo Hewitt, emocionado por la ovación de sus compatriotas en la Rod Laver Arena, sobre Ferrer.

"Lo di todo, no dejé nada en los vestuarios y es algo de lo que siempre estaré orgulloso. En toda mi carrera siempre he dado el 100% y he amado salir aquí (Rod Laver Arena) y competir", añadió.

Hewitt, que cumplirá 35 años el próximo mes, sigue siendo el jugador más joven en lograr el número 1 mundial. Lo consiguió en 2001 cuando tenía 20 años y 8 meses. Tras recoger sus raquetas y de la mano de sus hijos, el ídolo australiano emprendió por última vez el camino de los vestuarios, mientras recibía el último aplauso como jugador profesional.Lleyton takes his last walk of champions as Ferrer advances to 3rd round #ausopen#hewbeautyhttps://t.co/aQdbHRvcVZ— Australian Open (@AustralianOpen) enero 21, 2016

Gorra calada, estilo surfista y el grito 'Come on!'

Todavía no se hablaba de Roger Federer, Rafael Nadal o Novak Djokovic cuando en 15 meses, de septiembre de 2001 a noviembre de 2002 el chico de Adelaida empezó a firmar un palmarés envidiable. Cerca de los 35 años -los cumplirá en febrero-, a Hewitt le hubiera gustado cerrar su carrera más cerca del título en Melbourne, en el Abierto de Australia que disputó 20 veces sin éxito, pero la llegada al circuito de los tres gigantes que lo han dominado desde hace más de una década le dejó en un papel secundario.

Su última clasificación de la ATP, 308º, es anecdótica. Sus grandes días llegaron hace mucho. No llegaba a semifinales de un Grand Slam desde 2005 ni a cuartos desde 2009. La última oportunidad de coronarse en casa llegó en la final de Melbourne perdida contra Marat Safin en 2005. Desde el año siguiente se alejó del Top 10 a causa de una larga lista de lesiones.

De su misma quinta (1981), Roger Federer fue el rival que más le martirizó. Todo había comenzado bien para el australiano, vencedor de 7 de los 9 primeros duelos cuando el suizo estaba todavía en fase de aprendizaje.

"Quizás debería jugar al fútbol australiano (como su padre)", dijo tras su victoria en la mítica pista central de Wimbledon el hombre que ganó 30 títulos, los cuatro más importantes antes de 2003. Gorra calada, estilo surfista, modales rozando la incorrección y el grito 'Come on!' como marca de fábrica, Hewitt jugó un tenis impetuoso con una voluntad de hierro. Fue un guerrero que vivió su momento de gloria.

Pequeño para este deporte (1,78 metros), no tenía ningún golpe decisivo, pero disponía de unas poderosas piernas y un gran sentido de la anticipación. Su lema, más que nunca, se hace eterno: "Never say die" (Nunca diga muerto).

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