Honduras o el agotamiento de la fe

  • La selección hondureña de fútbol cayó eliminada tras una estrepitosa primera fase en la que solo mostró imprecisión futbolística, que derivó en tres derrotas en tres partidos con un triste y solitario gol en 270 minutos de juego, que obligó además al técnico Luis Fernando Suárez a dimitir.

Macarena Soto

Sao Paulo, 26 jun.- La selección hondureña de fútbol cayó eliminada tras una estrepitosa primera fase en la que solo mostró imprecisión futbolística, que derivó en tres derrotas en tres partidos con un triste y solitario gol en 270 minutos de juego, que obligó además al técnico Luis Fernando Suárez a dimitir.

Honduras arrancó su aventura mundialista ante el peor de los rivales del Grupo E, la Francia de Didier Deschamps que se aprovechó de los "catrachos" para disipar las dudas nacidas de la ausencia de la estrella gala, Franck Ribery, en el torneo.

Tres goles franceses le aplicaron a Honduras la primera dosis de realidad, que se condenaba ya a "confiar en Dios" para poder revertir la situación y mejorar en diez días lo que no había conseguido en cuatro años, desde el Mundial de Sudáfrica 2010, que terminó con dos derrotas y un empate sin goles.

La poca creación de oportunidades de gol marcó su paso por Brasil, en el que el delantero Carlos Costly fue el único que consiguió ver puerta y dar, por unos minutos, una tregua a las esperanzas hondureñas en el segundo choque del Grupo E, contra Ecuador.

Así, Honduras consiguió con empeño lo que muchos creían que podría ser la clave para que el buen juego hiciera aparición en el equipo centroamericano: marcar un gol quitaría la presión a los de Suárez comentaba la prensa hondureña en Porto Feliz, donde la selección se concentró.

No obstante, poco le duró la alegría a Honduras ya que un doblete de Antonio Valencia le daba la vuelta al marcador en la fría Curitiba, les dejaba al borde de la eliminación y mandaba la fe hondureña de nuevo a las mazmorras del olvido.

Cabizbajos y conscientes del más difícil todavía que aún les restaba en el tercer y último partido ante Suiza, que contaba con más opciones de pasar a octavos, los días previos al encuentro de Manaos fueron silenciosos aunque de nuevo esperanzados.

"Mientras haya una posibilidad, no bajaremos los brazos", dijo Suárez antes del choque, al que acudieron con las cuentas ya hechas, que les obligaban a ganar por más de dos goles a los helvéticos y esperar a que Francia goleara a los ecuatorianos.

Los hondureños volvieron a encomendarse a las fuerzas sobrenaturales, se agarraron a un clavo ardiendo y prometieron dejarse el aliento en la selva amazónica, donde les esperaban 30 grados y un 90 % de humedad en el aire.

Aun así, la fe se agotó por el camino, igual que las opciones del equipo que no consiguió desplegar un fútbol a la altura del torneo, tal y cómo se lo achacó la prensa hondureña, muy dura en sus críticas con los de Suárez, de los que llegaron a decir que se iban "dando pena" de la "pesadilla" del Mundial.

El suizo Xherdan Shaqiri se bastó para mostrar las carencias de Honduras con un hat-trick que de paso, y con el permiso de Ecuador, les clasificaba para octavos.

Antes del Mundial, Honduras llegaba con resultados muy dispares en la fase de clasificación para Brasil 2014, donde ganó y perdió prácticamente ante todos los rivales, las clasificadas para octavos Costa Rica, México y Estados Unidos entre ellos.

Para la selección 33 del ránking de la FIFA, el de Brasil fue el peor de sus mundiales (España 1982, Sudáfrica 2010 y el presente) en cuanto a las estadísticas pero también en el que se dieron cuenta, y así lo reconocieron, de que solo a base de fe no pueden "jugar de tú a tú" con nadie.

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