Se cumplen 20 años del mundial sub-20 que ganó Casillas: el primero para España

  • El portero del Oporto se encuentra estable y bien tras sufrir un infarto agudo de miocardio durante un entrenamiento. 
Casillas y Cazorla posan en un acto de la selección española
Casillas y Cazorla posan en un acto de la selección española

El pasado 23 de abril se cumplían veinte años del primer título mundial del fútbol español, el de categoría sub-20, conseguido en Nigeria'99 bajo la batuta de Iñaki Sáez y con un grupo que destapó todas las esencias de una cantera que alcanzó la gloria. Entre ellos, Iker Casillas, que  ha sido ingresado de urgencia después de haber sufrido un infarto agudo de miocardio. El exportero del Real Madrid acaba de renovar por el Oporto por una temporada más, equipo al que se fue cuando dejó el conjunto blanco.

Hasta llegar a su nuevo destino de Portugal Iker Casillas ha tocado la gloria en muchas ocasiones. La primera, ese primer Mundial para España. Tras 'tocar el palo' en la quinta edición del Mundial juvenil de la URSS'85, donde España se proclamó subcampeona al perder en la final ante Brasil (1-0) y ser cuarta en Catar'95 después de caer en semifinales frente a Argentina, la cantera de la Roja, laureada reiteradas veces a nivel europeo, encontró por su momento de gloria en África.

Curiosamente fue el continente donde once años después, pero en Sudáfrica, alcanzó la máxima gloria con el título absoluto, y donde también comenzó a gestarla con los éxitos sub-17 en la denominada Meridian Cup.

Fue el 24 de abril de 1999, en el estadio Nacional de Lagos, donde los chicos de Iñaki Sáez se coronaron. Lo hicieron a lo grande. Con un 4-0 ante la gran sorpresa de la competición, Japón.

España había sufrido sobremanera para estar en el Mundial. Estuvo a ochenta segundos de quedarse fuera. Perdía inesperadamente ante Lituania en el Europeo sub-18 de Chipre'98, clasificatorio para la cita universal.

Pero un gol de Gerard en el minuto 89 y otro de Jofre en la prolongación dieron la victoria y el pase al Mundial a España, que se marchó de Larnaca con sabor agridulce por, a la postre, no poder luchar por las medallas por diferencia de goles del Europeo tras empatar a seis puntos con las selecciones de Alemania y Portugal.

Iñaki Sáez levantó entonces el ánimo de sus jugadores: "Al final estamos contentos, porque tenemos la oportunidad de reivindicar nuestro fútbol en el próximo Campeonato del Mundo". Toda una declaración de intenciones.

El técnico vasco formó para la cita nigeriana del año siguiente un bloque con los hombres con los que había contado en dicho Europeo sub-18, entre ellos un 'tal' Xavi Hernández, y con la inclusión de otros más jóvenes prometedores, como, principalmente, Iker Casillas.

No entraba en el grupo de grandes favoritos España. El sorteo incluso le emparejó en el grupo de Brasil, la canarinha de un nuevo Ronaldo, a la postre Ronaldinho, Matuzalem o Geovanni Deiberson, ante la que debutó en el estadio U.J. Esuene de Calabar.

Aranzubia; Coira, Marchena, Jusué, Bermudo; Varela, Orbaiz, Xavi, Barkero; Gabri y Pablo Couñago. Fue el primer once de Sáez. El equipo base. España dio una lección y dio la primera gran sorpresa del torneo.

Festival de fútbol de Xavi, trabajo en equipo, fútbol combinativo y doblete del barcelonista Gabri para firmar el 2-0.

Sáez conoció en Nigeria, al día siguiente, el fallecimiento de su madre. Noticia que no por esperada fue menos dolorosa. El técnico siguió en la concentración. Quedó demostrado el carácter y la unión del grupo dentro y fuera del campo.

Sin tiempo apenas, y bajo un calor agobiante, España contuvo a la física Zambia (0-0) y selló la primera plaza del grupo en el tercer encuentro ante Honduras.

Hubo cambios. Por ejemplo, debutó Casillas. Xavi descansó tras un mal viaje a Port Harcourt. Pero España solventó el compromiso por 3-1 con dianas de Pablo Couñago, a la postre máximo anotador del Mundial, Varela y Rubén Suárez.

Lo peor se produjo en los primeros compases del segundo tiempo. Álvaro Rubio chocó con un rival por un balón dividido y se fracturó el peroné.

España se enfrentó en octavos a Estados Unidos, segunda del grupo E. Pareció sentenciar por la vía rápida con un doblete de Pablo y un tanto de Xavi. En cambio, los norteamericanos, crecieron bajo el intenso calor y llegaron a soñar con el empate, pero finalmente la Roja se metió en los cuartos con un sufrido 3-2.

Los problemas se incrementaron, tanto en el campo como de intendencia, de instalaciones hoteleras, en la sede de Kaduna, donde debió alojarse España para medirse a Ghana, toda una potencia de la categoría.

Sáez apostó de nuevo por Casillas para la portería. En un duelo igualado Barkero adelantó a España de penalti al inicio del segundo tiempo, pero los ghaneses, por medio de Peter Ofori-Quaye, forzaron in extremis la prórroga.

Nada cambio, no hubo gol de oro, con lo que el pase se jugó en una tanda de penaltis tremendamente emocionante en los que el conjunto de Sáez rozó el k.o. después de que Gabri fallara el cuarto tiro.

Hamza Mohammed, sin embargo, se estrelló su tiro en el larguero y lo que España siguió con vida, tanta que acabó clasificándose con el acierto de Varela y la parada de Casillas al tiro de George Blay (8-7).

Fue todo un acicate moral para el grupo, que zanjó su presencia en la final con una victoria por 3-1 ante Mali. Varela, a los 67 segundos, y a los 25 minutos, encarriló la victoria.

Aunque los africanos reaccionaron, acortaron distancias por medio de Mahamadou Dissa y presionaron, no apartaron a España de su camino. Xavi puso la guinda con el 3-1 y España llegaba catorce años después a su segunda final de un Mundial sub'20.

Y confirmó su gran torneo ante la principal revelación, la Japón del francés Philippe Troussier, un trotamundos de los banquillos, que echó en falta a su capitán Shinji Ono, que se perdió el partido definitivo por acumulación de amonestaciones.

Sin contemplaciones. Así ganó España. Con una autoridad impropia de una final. Superior sin discusión. Brillante. Barkero y un doblete de Pablo dejaron el título sentenciado antes del descanso. Gabri puso el definitivo 4-0 en el segundo tiempo.

Fue una auténtica exhibición de un equipo histórico, fuente de posteriores e incluso superiores glorias, de corona Mundial . La base de la Roja encumbrada una década después.

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