Jordi Alba, el lateral-extremo que busca recuperar el tiempo perdido

  • Si no hubiese quedado descartado a los dieciséis años por su físico endeble, probablemente habría seguido el camino de Sergio Busquets o Pedro Rodríguez y debutado con el Barcelona hace ya dos o tres temporadas a las órdenes de Pep Guardiola.

Ginés Muñoz

Barcelona, 28 jun.- Si no hubiese quedado descartado a los dieciséis años por su físico endeble, probablemente habría seguido el camino de Sergio Busquets o Pedro Rodríguez y debutado con el Barcelona hace ya dos o tres temporadas a las órdenes de Pep Guardiola.

Si hubiera dado el estirón a tiempo y los responsables del fútbol base azulgrana no hubieran 'cortado' en edad juvenil a ese mediapunta eléctrico y habilidoso pero más pequeño y débil que el resto, seguramente ahora tendría en su palmarés los 'seis grandes': Liga, Liga de Campeones, Copa del Rey, Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes.

Sin embargo, Jordi Alba (L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 21 de marzo de 1989) tuvo una explosión tardía y, mientras esperaba a que su físico cambiara para acomodarse a su fútbol, no tuvo más remedio que buscarse la vida en el Cornellà, el Valencia Mestalla -con el que consiguió el ascenso a Segunda B- y el Nàstic.

Cuando Unai Emery se fijo en él para subirlo al primer equipo valencianista hace tres pretemporadas, Alba ya se había convertido en un especialista de banda, un extremo habilidoso que destacaba por su velocidad, desborde y precisión en los centros.

Con Silva y Mata por delante de él, Émery entendió que el catalán tendría más futuro como profesional si retrasaba su posición hasta convertirse en defensa. Y ahora, hasta el mismísimo Vicente del Bosque tiene claro que en España no hay nadie mejor que Alba para defender ese carril izquierdo.

El suyo era un fichaje cantado desde hace tiempo. Ni Valencia ni Barcelona han negado nunca que estuvieran negociando por él. Al de L'Hospitalet, barcelonés de nacimiento y formado en las filas del conjunto azulgrana, le quedaba solo un año mas de contrato, y el club 'che', que sabía de su deseo de volver a casa, tenía claro que la única forma de sacar tajada era venderle este verano.

Por su parte, Jordi Alba sabe que, a sus 23 años, ha llegado su momento. Que el Barça ha apostado por él para que sea el Dani Alves de la banda izquierda y que, con la enfermedad de Abidal, tiene ante sí una enorme autopista en el carril zurdo para hacerse indiscutible en el puesto.

En el Camp Nou se reencontrará con el delantero David Villa, uno de los futbolistas con los que mejor conectó cuando llegó al conjunto 'che'.

De hecho, el 'Guaje' es uno de sus mayores fans: "Siempre ha jugado de extremo, pero Emery lo acopló al lateral y lo ha hecho increíble. Él mismo está sorprendido por su rendimiento. No le gustaba mucho y ahora está más contento de jugar como lateral que de extremo. Es un jugador espectacular, con una proyección ofensiva brutal y unas condiciones físicas increíbles. Le queda una trayectoria impresionante por delante".

Sus compañeros en la selección -hasta siete de los que están disputando la Eurocopa coincidirán con Alba en el vestuario azulgrana- opinan lo mismo que Villa.

Han hecho guiños a la llegada del exvalencianista en cada entrevista, en cada rueda de prensa, y a Jordi Alba se le ha visto, sonriente, departir con frecuencia con ellos durante la concentración de la 'Roja'.

Por eso, el nuevo lateral del Barcelona no tendrá ningún tipo de problemas para adaptarse a su nuevo equipo, ni por su carácter -es un tipo corriente, sin manías destacables ni excentricidades de ninguna clase- ni por su estilo de fútbol, el mismo que aprendió desde muy pequeño en La Masia.

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