Kaniskina rompe la maldición de los campeones olímpicos

  • La maldición que parecía abatirse sobre los campeones olímpicos en los Mundiales de Daegu fue conjurada, al quinto día, por una estudiante de matemáticas rusa, Olga Kaniskina, que se coronó por tercera vez campeona mundial de 20 kilómetros marcha.

José Antonio Diego

Daegu (Corea del Sur), 31 ago.- La maldición que parecía abatirse sobre los campeones olímpicos en los Mundiales de Daegu fue conjurada, al quinto día, por una estudiante de matemáticas rusa, Olga Kaniskina, que se coronó por tercera vez campeona mundial de 20 kilómetros marcha.

Un peso mosca del atletismo (1,60 de estatura, 43 kilos de peso) acabó con la maldición del "Daily Programme", el boletín oficial de los campeonatos, que desde el primer día de competición publicó en su portada la imagen de un campeón olímpico llamado a ser la figura del día entrante y que al final salió derrotado.

Primero fue el australiano Steven Hooker, eliminado con tres nulos en la calificación de pértiga. Luego Usain Bolt, que perdió su cetro al ser descalificado por salida falsa en la final de 100 metros. A continuación Dayron Robles, descalificado por obstruir al chino Liu Xiang después de haber ganado la final de 110 metros vallas, y por último Yelena Isinbáyeva, tan sólo sexta en la final de pértiga.

Kaniskina ha roto el gran maleficio al conquistar su tercer título de la marcha femenina, el noveno de Rusia en trece ediciones de los campeonatos.

La primera mitad de los Mundiales ha constatado la llegada de una nueva generación de atletas llamada a borrar del mapa, o a descabalgar del primer puesto, a nombres consolidados.

No sólo Yohan Blake, que se limitó a recoger la corona de 100 metros que arrojó su compañero de entrenamientos Usain Bolt con su injustificable precipitación en la salida, sino otros nombres hasta este año desconocidos, como Kirani James, un granadense de 18 años que ha batido al mismísimo LaShawn Merritt en 400.

El keniano David Rudisha, de 22 años, autor de dos récords mundiales de 800 el pasado año (el último, 1:41.01), ha confirmado que está para quedarse; en 10.000 el etíope Ibrahim Jeilan, de la misma edad, ha heredado el título de Kenenisa Bekele, y en 110 m. vallas el estadounidense Jason Richardson ha batido a los tres grandes, aprovechando la descalificación de Dayron Robles.

De 22 años es también el nuevo campeón mundial de pértiga, el polaco Pawel Wojciechowski.

El único consagrado que se ha resistido a entregar el testigo ha sido el discóbolo alemán Robert Harting. Con 25 años está apenas en el arranque de su carrera de lanzador, por más que ya tenga dos títulos mundiales.

En mujeres el cambio generacional es menos perceptible. La estadounidense Carmelita Jeter, segunda en el ránking mundial de todos los tiempos en 100 metros, ha logrado el título con 32 años; la keniana Vivian Cheruiyot ha dominado los 10.000 con 27; su compatriota Edna Kiplagat el maratón con 31; la rusa Yuliya Zaripova los 3.000 m. obstáculos con 25; la brasileña Fabiana Muhrer la pértiga con 30 y la neozelandesa Valery Adams el peso con 26.

Lesiones, descalificaciones y bajo rendimiento de muchos de los grandes. Los Mundiales de Daegu no están siendo propicios para atletas que se proponían consolidar su leyenda.

En el aspecto organizativo, incluso los medios locales se muestran críticos. No aciertan a explicarse algunos fallos: la salida del maratón femenino, abortada dos veces el primer día; el encierro de los periodistas, que encontraron todas las puertas del estadio clausuradas a partir de las 23.00, el día de la final de 100 metros; y la falta de habitaciones en Daegu para el personal acreditado (algunos viven en hoteles a 70 kilómetros de la ciudad).

Los problemas de alojamiento para los visitantes con tarjeta de acreditación ha sido solucionados con un recurso ingenioso. Muchos han sido instalados en "moteles del amor", como se les llama aquí, cuyo destino habitual es el alquiler de habitaciones por horas. De ahí que carezcan de muebles superfluos, para la función a que están destinados, como armarios o sillas.

Mediado el programa de la competición, el puesto de rey y reina de los campeonatos está todavía indeciso.

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