Knicks-Nets: el derbi de Nueva York desde dentro

  • El Madison Square Garden, el histórico recinto multiusos de la Gran Manzana, acogió el choque de máxima rivalidad NBA entre los neoyorquinos: Knicks ante Nets. Vecinos y enemigos frente a frente. Un espectáculo más allá de la pista, y así es por dentro.
Kim Kardashian, en el Madison animando a los Knicks
Kim Kardashian, en el Madison animando a los Knicks
Aitor Amorós

La NBA es la mejor competición deportiva del mundo por méritos propios: sabe vender su producto como nadie. En Europa estamos a años de distancia, y en España el salto es aún más grande. Un partido de la NBA es algo más que en un encuentro de baloncesto. Tanto para un aficionado como para un periodista.  

La zona de trabajo para los medios, en el interior del Madison, es más cómoda y sirve mejor comida que en muchos restaurantes de Manhattan. Buffet de ensaladas, hamburguesas, patatas fritas, sandwiches,... los plumillas pueden llenar el estómago mientras preparan el choque con la abundante documentación que entregan (dossiers de prensa de hasta cincuenta hojas, impresas por las dos caras, con todos los datos y estadísticas inimaginables).

Una de las señas de identidad de la NBA son las imágenes del interior de los vestuarios con los jugadores cambiándose antes de salir a la pista a calentar. En Italia han comenzado esta temporada a copiar la idea en el Calcio, pero "la caseta", que dirían los clásicos, es un lugar sagrado al que pocas veces se puede acceder. Y es una lástima, porque sólo así se puede descubrir que Turiaf, francés de los Knicks, tiene en su taquilla una camiseta del Barcelona con el nombre de su compatriota Henry, otra de la selección gala, y una tercera del Olympique de Marsella.

De los vestuarios uno se queda con muchas imágenes en la retina: la ropa de calle y los teléfonos móviles de los jugadores desperdigados por los habitáculos personalizados, a Deron Williams jugueteando con su iPad a la vez que saluda con un choque de manos a todo aquel que se acerca, o las neveras repletas de bebidas, pero separadas en bolsas personalizadas para cada jugador.

Estar dentro de un lugar con tanta mística e historia como éste, rodeado de algunos de los mejores deportistas, de los más reconocidos, de la actualidad, como Carmelo Anthony o Amar'e Stoudemire, es un auténtico lujo que prácticamente a diario pueden disfrutar los periodistas norteamericanos. Tal vez en el viejo continente tengamos a los jugadores mitificados...

El espectador: tan protagonista como el jugador

Como todo buen show que se precie, los encuentros de la NBA están dirigidos para el máximo disfrute de los aficionados. Hay dos objetivos: que lo vivan con las todas las comodidades posibles, como en casa, y que se sientan protagonistas. Para lograr el primero están los puestos de comida que hay prácticamente a cada paso, la comodidad de los asientos, la buena visibilidad desde cualquier punto y las repeticiones de las jugadas en el videomarcador que cuelga del techo.

Para que el segundo se cumpla está el "speaker" y toda la parafernalia que engloba este espectáculo. La música tras cada acción o canasta, la incitación a animar, a apoyar a los suyos, es una constante que logra que los seguidores empujen, y así estar enchufados y metidos en el partido todos: los jugadores y la grada.

¿Con el marcador en contra qué hay que hacer? Defender. Y todo el Madison, al unísono, se lo recuerda a los Knicks gritando "De-fense" al son de los archiconocidos dos toques de bocina. Un clásico. Como las animadoras, aquí tan importantes que hasta tienen sus propias recreaciones en dibujos animados.

El derbi de Nueva York, la capital del mundo, fue un espectáculo que toda la ciudad disfrutó, tanto niños como mayores, un show a la altura de lo esperado. ¿El resultado? Ganaron los Knicks 120-116, pero... ¿importa?

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