La afición del Zaragoza es de Primera

  • Unos 10.000 zaragocistas han acudido hoy al madrileño Coliseum Alfonso Pérez para apoyar a su equipo en el encuentro en el que éste ha certificado la salvación al vencer al Getafe por 0-2, con goles de Apoño y Postiga.

Madrid, 13 may.- Unos 10.000 zaragocistas han acudido hoy al madrileño Coliseum Alfonso Pérez para apoyar a su equipo en el encuentro en el que éste ha certificado la salvación al vencer al Getafe por 0-2, con goles de Apoño y Postiga.

Desde primera hora de la mañana la presencia de los zaragocistas se hacía sentir en las calles de la localidad madrileña y en una carpa instalada en los aledaños para reunir en ella a todos los que habían viajado a la capital de España.

En los minutos previos al encuentro, una multitud de aficionados maños se agolpó a las puertas del estadio portando camisetas y bufandas y entonando mensajes de ánimo.

Los aficionados zaragocistas pasaron pronto al Coliseum y cuando los hombres de Manolo Jímenez saltaron a calentar fueron recibidos al grito de "Sí, se puede", en referencia al objetivo de la permanencia.

Sin duda, ese fue el lema de esta tarde de fútbol y a él se agarraron durante los noventa minutos las gargantas visitantes, superiores en número y en intensidad a las que animaban a al Getafe en su propio feudo.

Desde la grada se reclamaba cada acción polémica y se emitían cánticos de aliento hacia los jugadores y también contra el máximo accionista, Agapito Iglesias, al que se le dedicó una pitada en el minuto 32, cifra que coincide con el año de fundación de la entidad.

Durante la primera mitad se vivieron momentos de incertidumbre y gran parte de los seguidores presentes en el estadio, cuatro mil de ellos con entrada rebajada gracias a una ayuda del club, permanecían pendientes de lo que sucedía en otros campos, si bien la salvación segura pasaba por conseguir los tres puntos.

Tras el descanso, y con fuerzas renovadas, el empuje tuvo su recompensa con el penalti cometido sobre Postiga. El lanzamiento lo transformó Apoño, que llevó la euforia al fondo con mayoría de camisetas blancas.

Aquella acción obligaba a los zaragocistas a realizar un último esfuerzo para convertir el estadio local en una caldera que llevara en volandas a los visitantes hasta el último instante.

Una clara ocasión de Güiza trajo la tensión al graderío, pero finalmente el gol postrero de Postiga permitió que la alegría fuera completa.

Era el premio que buscaban unos seguidores que entraron en éxtasis tras el pitido final. El objetivo estaba cumplido después de una temporada de sufrimiento, algo que sabían los futbolistas. Agradecidos por el apoyo, realizaron una vuelta de honor antes de abandonar el césped.

Posteriormente, en la sala de prensa, el técnico, Manolo Jiménez, tuvo unas palabras hacia sus aficionados: "No se merecen estar en Segunda y por esos los profesionales no pueden permitir ese sufrimiento y que un día llegue la desgracia de descender", afirmó.

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