La Eurocopa de fútbol, un balón de oxígeno para la empobrecida franja de Gaza

  • En cuanto anochece en la empobrecida franja costera de Gaza cientos de aficionados palestinos atestan los cafés para seguir la Eurocopa tratando de olvidar el estrés cotidiano provocado por las duras condiciones de vida y el bloqueo israelí.

Saud Abú Ramadán

Gaza, 30 jun.- En cuanto anochece en la empobrecida franja costera de Gaza cientos de aficionados palestinos atestan los cafés para seguir la Eurocopa tratando de olvidar el estrés cotidiano provocado por las duras condiciones de vida y el bloqueo israelí.

Los partidos del campeonato europeo están aliviando por unos días a los gazatíes de las dificultades diarias y el estado de división y aislamiento, separados física y políticamente de Cisjordania.

La mayor parte de las cafeterías están ubicadas en la costa de Gaza, y cuando tienen lugar los partidos, los gritos de los seguidores pueden escucharse como si la franja se hubiera convertido en un estadio internacional de fútbol.

En pantallas gigantescas los aficionados sienten que están en Polonia o Ucrania al menos durante 90 minutos.

Los dueños de los cafés, en los que no se permite servir bebidas alcohólicas, han decorado sus establecimientos con luces de colores y banderas de los países europeos que han participado en la competición como España, Italia, Portugal o Alemania.

"Las duras condiciones de vida, el bloqueo impuesto por Israel en Gaza y la división interna entre Al-Fatah y Hamás están llevando a los jóvenes de Gaza a tratar de escaparse de la realidad y venir a ver los partidos profesionales de Europa", explica Abu Mustafa, propietario de una cafetería del campo de refugiados de Shati, en el oeste de Gaza, mientras prepara las mesas para un partido.

Según se acerca la final, mañana, domingo, el número de personas que acuden a los cafés se incrementa.

El responsable de los camareros del famoso al-Omda Café, uno de los más populares, explica que todas las mesas fueron reservadas con antelación antes de los últimos partidos, con lo que la final España-Italia resultará en un pleno hostelero.

Mahmud tuvo que contratar a doce camareros a tiempo parcial durante la Eurocopa y colgó para la ocasión seis grandes pantallas en las paredes de su café para asegurarse de que sus clientes pudieran disfrutar de una clara visión de los partidos.

Las cafeterías en la franja se convierten durante el verano en el último refugio de hombres, jóvenes y familias enteras que tratan de escapar de la monotonía, el estrés y los apagones de luz diarios que afectan al millón y medio de habitantes de Gaza.

Durante el día los apagones duran doce horas y se originan por la escasez de combustible para operar la única planta de electricidad en este enclave costero.

Mohamed Saed, de 25 años y vecino de Gaza acude a los cafés que cuentan con generadores cuando se queda sin electricidad en casa.

"Mi sueño es viajar algún día con mis amigos a cualquier país del mundo, principalmente de Europa, para ver partidos en directo, pero está claro que nuestra situación económica y las restricciones no nos permiten viajar", refiere este seguidor del conjunto español ataviado con una camiseta de la selección nacional.

Las televisiones locales en Cisjordania y Gaza están emitiendo los partidos de la Eurocopa de forma gratuita.

Responsables de estos medios dijeron que lo hacen para llegar al mayor número de personas y afirman que "el deporte es para todo el mundo, no importa que sea pobre o rico".

La última escalada de violencia entre milicianos en la franja de Gaza e Israel la semana pasada, que dejó 15 palestinos muertos y 70 heridos, no impidió que los aficionados al deporte rey fueran a los cafés a ver los partidos al anochecer.

Ghasan Balawi, entrenador del equipo nacional palestino y residente en Gaza, afirma que el fútbol es uno de los deportes más seguidos en la franja, sobre todo las competiciones europeas.

"Pese a las dificultades para seguir el campeonato, la gente hace lo que puede para verlo con el fin de cambiar por unos instantes su realidad", concluye.

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