
El cuerpo técnico de la selección tiene un difícil objetivo: evitar que ningún jugador pueda verse perjudicado por su situación personal en el Mundial de Sudáfrica. Lo vivido por David Villa en la pasada Copa Confederaciones es el modelo a evitar.
El 'Guaje' no bajó su rendimiento en el campo, pero fuera agrió su carácter. Dejó de hablar con los medios de comunicación. Se aisló de todo, siempre con sus cascos y música puesta. Esperaba que el Valencia cerrase la operación con Barcelona o Real Madrid. No sabía si pronunciarse y acabó desubicado.
Ahora, con la lección aprendida, ha cumplido su deseo y regresará a Sudáfrica con la tranquilidad de haber firmado con el Barcelona. Alejado del infierno que vivió hace un año. Silva y Cesc, otros dos futbolistas importantes de la Roja, pueden verse afectados a la hora de la verdad porque el interés de los grandes de España por ficharles se ha congelado ante las altas pretensiones de Valencia y Arsenal.
En los dos días que lleva concentrada la selección, no ha mejorado la situación en la que se incorporaron tanto Silva como Cesc. El canario sabe que el Valencia puede apretar al Real Madrid, por la venta previa de Villa y la dificultad de explicar a su afición la necesidad económica que conduce a traspasar a sus dos jugadores referencia.
Algo similar ocurre con Cesc, el buque insignia del Arsenal. No esperaba el centrocampista tras comunicar su deseo de marcharse a Arsene Wenger y hacer público su interés de jugar en el Barcelona, que el club inglés se descolgaría con una petición de cerca de 65 millones de euros.
Le arropan en la selección los que serían sus futuros compañeros. Inseparable Gerard Piqué, que le anima con sus continuas bromas, y siempre cerca Carles Puyol, un padrino en el vestuario de la selección desde que irrumpió con fuerza Cesc.
Su recuperación también le anima. Comprueba a cada entrenamiento cómo su tono físico mejora. Ffue uno más en la primera prueba seria de Vicente Del Bosque. Con un peto verde, que avisa al resto de internacionales que no pueden entrarle con fuerza, volvió a disfrutar en la construcción de fútbol. Su deseo es reaparecer dos meses después, el próximo sábado ante Arabia Saudí, aunque la carga de trabajo extra que está recibiendo invita a la precaución.
En el interior de la zona residencial de La Ciudad del Fútbol, los capitanes están cerca de cerrar las primas del Mundial. Desean hacerlo en torno a los 500.000 euros por jugador si son campeones.
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