La locomotora Sky

  • El equipo británico Sky llegó al Tour de Francia con la intención de dominar la carrera con su poderío irreverente y en la primera etapa de montaña dio un golpe de efecto doble: el triunfo de etapa para Chritopher Froome y el maillot amarillo para Bradley Wiggins.

Luis Miguel Pascual

La Planche des Belles Filles (Francia), 7 jul.- El equipo británico Sky llegó al Tour de Francia con la intención de dominar la carrera con su poderío irreverente y en la primera etapa de montaña dio un golpe de efecto doble: el triunfo de etapa para Chritopher Froome y el maillot amarillo para Bradley Wiggins.

En un impresionante ascenso controlado desde el primer metro por sus hombres, la formación que dirige Sean Yates hizo una demostración de poderío que augura un Tour muy complicado para sus rivales.

Gracias al ritmo sostenido que impusieron en los seis kilómetros de subida a La Plance des Belles Filles, su líder Wiggins no perdió ni un segundo en la primera cita con la montaña, supuestamente su punto más débil, con respecto al australiano Cadel Evans, que emerge como su principal rival.

Incluso sacó tiempo con respecto a reputados escaladores, un buen augurio para el británico que se mostraba encantado del resultado cosechado en los Vosgos.

Inició el ascenso el australiano Michael Rogers, le siguió su compatriota Richie Porte, que dejó el testigo, a dos kilómetros para la meta, al británico Froome. Con Wiggins siempre a su rueda, refugiado y respaldado ante eventuales ataques.

No llegaron de ningún lado, asfixiados los rivales por el ritmo sostenido que no paró en ningún momento durante los seis kilómetros de ascenso, en los que nadie se atrevió a socavar el poderío de Sky.

Wiggins llegó a la meta en las mejores condiciones posibles, dadas sus características de rodador. "Ha sido la situación ideal, el ritmo perfecto", afirmó, exultante, el británico, que se vistió de amarillo y, más que nunca, aparece como el gran favorito para llevar esa prenda hasta los Campos Elíseos.

"El Sky nos ha asfixiado", aseguró Samuel Sánchez. "Con un equipo así, es difícil atacar", dijo el australiano Cadel Evans, defensor del título y ahora segundo de la general a diez segundos del británico.

La locomotora del Sky está lista y el equipo formado con el dinero del magnate australiano de la prensa Rupert Murdoch está programada para llevar a Wiggins hasta el escalón más alto del podium de París.

Como ya hicieron en la pasada Dauphiné, donde su dominio no tuvo contestación y permitió al británico lograr una victoria de prestigio, que llegaba tras las conseguidas en la París-Niza y la Vuelta a Romandía.

Y todo apunta a que el Sky volverá a imponer su dominio en el Tour. Para ello, Wiggins cuenta con una guardia pretoriana inigualable, como se demostró en el ascenso a la Planche des Belles Filles, donde además de no perder tiempo, se permitieron el lujo de ganar la etapa a través de Froome.

El británico de origen keniano es el mejor lugarteniente de Wiggins. Segundo en la pasada Vuelta a España, Froome demostró en las duras rampas del puerto de los Vosgos que tiene fuerza suficiente para ayudar a su jefe de filas.

El también australiano Michael Rogers, tres veces campeón del mundo contrarreloj, se ha reconvertido en escalador para ayudar a Wiggins en la montaña, donde más lo va a necesitar.

Richie Porte, de la misma nacionalidad, viene preparándose para respaldar a su patrón cuando la carretera se ponga cuesta arriba.

Wiggins ha perdido al bielorruso Kanstantsin Sivtsov, retirado por una caída, pero parece que la locomotora no ha perdido fuerza.

En el llano, el noruego Edvald Boasson Hagen, vencedor de dos etapas del pasado Tour, y el alemán Christian Knees están también dispuestos a trabajar para su líder, que en momentos de problemas también podrá contar con el sprinter Mark Cavendish y con su lanzador, el austríaco Bernhard Eisel.

Sky no tiene el mayor presupuesto del pelotón -le faltan tres millones de euros para llegar a los 17 del RadioShack y del Garmin- pero todo el mundo les considera como el equipo más importante.

A ello contribuye la ostentación que hacen. Se mueven en coches Jaguar, uno de sus patrocinadores, y no reparan en ningún gasto para conseguir sus objetivos.

Su patrón, Dave Brailsford, tiene muy claro que el equipo es una maquinaria que debe funcionar a la perfección y pierde poco tiempo en fabricarse una imagen de humildad. "Somos como somos, tenemos un objetivo y vamos a hacer todo lo posible para cumplirlo. Nos da igual lo que piensen", asegura.

Mostrar comentarios