La Russa, un innovador que nunca se daba por vencido

  • La figura de Tony La Russa ya forma parte del pasado en el béisbol de las Grandes Ligas con el anuncio de su retirada como piloto de los Cardenales de San Luis a los tres días de haber conseguido el título de la Serie Mundial, pero su legado como estratega innovador perdurará por mucho tiempo.

Redacción EE.UU., 1 nov.- La figura de Tony La Russa ya forma parte del pasado en el béisbol de las Grandes Ligas con el anuncio de su retirada como piloto de los Cardenales de San Luis a los tres días de haber conseguido el título de la Serie Mundial, pero su legado como estratega innovador perdurará por mucho tiempo.

Hasta para elegir el momento de su retirada del cargo después de haber dirigido durante 33 años a tres equipos diferentes lo convirtió en el único que lo ha hecho en toda la historia del deporte pasatiempo nacional como campeón del Clásico de Otoño.

Pero no fue su tercer título de la Serie Mundial lo que hizo la despedida especial y única sino la manera como dirigió durante toda la temporada del 2011 al equipo, que pasará a ser la obra maestra de su trayectoria profesional plagada de éxitos.

Nadie que no fuese La Russa pudo conseguir que un equipo con 10 juegos y medio por detrás en la lucha por el comodín de la Nacional al final lo ganará y después el título de la Serie Mundial.

La hazaña de lograr el comodín ya había sido un marco incomparable para haber dicho adiós a su brillante carrera profesional, pero el espíritu de luchador de La Russa se mantuvo más vivo que nunca y contra pronósticos eliminaron a los Filis de Filadelfia, Cerveceros de Milwaukee y Vigilantes de Texas.

Como colofón a su legado de estratega innovador y de lucha permanente se dio en el sexto partido de la Serie Mundial al remontar por dos veces una desventaja de dos carreras y a tan sólo un "out" en ambas oportunidades para perder el Clásico de Otoño.

No pudo haber un mejor momento para que La Russa haya anunciado su retirada, luego de un gran triunfo de su equipo, y ser el primero que lo hace como campeón.

Los Cardenales permitieron también a La Russa ser el mejor ejemplo de los equipos que dirigió, con un carácter de no darse nunca por vencidos, sin importar las circunstancias que les toque enfrentar.

De ahí que todos los equipos dirigidos por La Russa se han diferenciado de los demás por su capacidad de luchar durante un largo camino, dar todo su esfuerzo en cada momento que están sobre el terreno de juego y no hacer ninguna concesión fácil al rival.

La Russa se ha ganado el reconocimiento de ser uno de los mejores pilotos de todos los tiempos y no sólo por ocupar el tercer puesto en la lista de más triunfos (5.097), a 35 de John McGraw, sino porque nunca quiso tampoco fijarse en las marcas individuales,

"Estoy consciente de la historia del juego", expresó La Russa. "Pero no estaría contento si mi único motivo para regresar fuera ascender un puesto. Esa no fue la razón por la que decidí ser manager", subrayó.

La Russa, de 67 años, fue uno de nueve pilotos en dirigir tres campeones de Serie Mundial y junto al legendario y ya fallecido Sparky Anderson ganar el título con equipos en ambas ligas.

Pero lo más importante en la trayectoria de La Russa ha sido que gracias a su estilo de dirigir cambió para bien la manera en que se juega actualmente al béisbol.

El concepto que tenía de utilizar a los relevistas para ciertas situaciones definió la forma en que se emplean los bullpens en el béisbol actual.

Después de superar un sin fin de críticas, al final demostró que su modelo es el correcto y ganador, además de más participativo, equilibrado y justo dentro de un equipo.

Las críticas a La Russa demostraron el gran éxito que ha tenido, a pesar que con los Atléticos de Oakland pudo haber ganado algún título más de la Serie Mundial, en la década de los 80, pero parte de la culpa la tuvo un jonrón "milagroso" de Kirk Gibson, en 1988.

Nunca ningún equipo dirigido por La Russa y en especial los Cardenales generaron aprecio por parte de los rivales, al contrario no eran queridos, pero al final se ganaban la admiración y el respeto al demostrar su espíritu de lucha transformado en éxito.

La Russa no dudó en ser el centro de la controversia si eso lograba que el otro equipo se olvidara de su principal meta de darle una derrota a los Cardenales.

Tampoco le preocupaba enfadar a varios pilotos en la otra cueva porque siempre resultó a favor de su equipo, que se sentía siempre apoyado y protegido por su personalidad.

El triunfo para La Russa nunca fue suyo sino sólo posible gracias a las excelentes organizaciones que siempre tuvo detrás de él, sin las cuales no hubiesen sido posible.

La realidad es que sin una figura como La Russa ni los equipos que dirigió hubiesen sido tan buenos ni el béisbol actual podría haber evolucionado con sus innovaciones positivas.

Pero sobre todo, La Russa quedó como legado el reconocimiento al papel que juegan las cualidades humanas, el gran esfuerzo y determinación de cada pelotero, sin importar el resultado final, por eso tuvo la última grandeza de irse cuando su éxito fue mayor.

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