"En un sentido, estar en el centro de estas acusaciones es como el halago último, pero no otro sentido, no lo tomo en absoluto como tal", declaró el líder del Sky desde Japón, donde participa en el Criterium de Saitama, cerca de Tokio. "Es lamentable que el portador del maillot amarillo del Tour tenga que soportarlo", añadió.
Durante la carrera el pasado julio, que ganó por segunda vez en tres años, Froome vio como se dudaba de sus actuaciones, sobre todo después de una aceleración espectacular en la cima de La Pierre Saint-Martin, en la décima etapa. Además, sufrió ataques durante la carrera en la que le lanzaron cerveza y orina, escupitajos, además de pancartas y gestos hostiles.
"Claro, yo sentí eso, que hizo que este Tour de Francia fuera duro. Cualquiera sentiría la presión con lo que pasó", estimó Froome, edad de 30 años.
"Si yo tuviera algo que ocultar o si tuviera una estrategia elaborada, sería algo que me molestase, mi mundo se caería en pedazos. Pero no guardo ningún secreto, no tengo nada de esconder", afirmó.
"Sí, es frustrante, pero debes volver al trabajo y dejar de pensarlo", concluyo el británico.
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