Londres 2012 da un giro al tenis español

  • Londres 2012 dio un giro a la trayectoria olímpica del tenis español, sin premio por primera vez desde que este deporte fue reintegrado al calendario olímpico, en Seúl 1988, y subrayó en el penúltimo día de competición el dominio estadounidense, reflejado por Serena Williams y los gemelos Bob y Mike Bryan.

Santiago Aparicio

Londres, 4 ago.- Londres 2012 dio un giro a la trayectoria olímpica del tenis español, sin premio por primera vez desde que este deporte fue reintegrado al calendario olímpico, en Seúl 1988, y subrayó en el penúltimo día de competición el dominio estadounidense, reflejado por Serena Williams y los gemelos Bob y Mike Bryan.

David Ferrer y Feliciano López, el argumento al que se aferró la Armada hasta el final, fueron incapaces de sobreponerse al dolor de la semifinal. La que después de tres horas y media de pelea, y con cuatro puntos de partido en la mano, perdieron ante los franceses Jo Wilfried Tsonga y Michael Llodra, en la final dejados en evidencia por los Bryan.

"Fue la derrota más dura en mi carrera deportiva. Estás a un punto de meterte en una final olímpica y no lo consigues. Estas cosas pasan. Lo que ha pasado entra dentro de lo posible. Uno viene, lucha por ganar, los otros también", dijo el tenista toledano, resignado minutos después de volver a caer ante otra pareja francesa, Richard Gasquet y Julien Benneteau (7-6(4) y 6-2).

El tenis español regresó a los sótanos. Tras los tiempos fructíferos de los últimos ciclos los premios han dado la espalda a la Armada. España totaliza once medallas desde Seúl 1988. En Pekín brilló con el oro de Rafael Nadal y la plata del dobles femenino de Anabel Medina y Virginia Ruano.

Entretanto, los Bryan dieron muestras de su fortaleza y conquistaron el oro. Dejaron por detrás a los dos duetos franceses. Plata para Tsonga y Llodra, que perdieron por 6-4 y 6-2, y bronce para los verdugos españoles Gasquet y Benneteau.

Los Bryan, además conquistan el Golden Slam, denominación acomodada a la conquista de los cuatro títulos del Grand Slam y la medalla de oro.

A esa relación de elegidos, que antes de los Juegos solo estaba en poder de la alemana Steffi Graf, la única en conseguirlo en un mismo año (1988), del español Rafael Nadal y el estadounidense Andre Agassi, se sumó también la norteamericana Serena Williams.

La final olímpica subrayó la determinación y autoridad de su campeona, que ha ganado un partido tras otro con una apabullante superioridad. Ninguno sobrepasó en exceso la hora de tiempo. Ninguna de sus rivales le ganó un set.

Maria Sharapova fue otra víctima de la estadounidense. Otra exnúmero uno avasallada por la fortaleza de Serena, que previamente, en el camino hacia el oro, batió a otras exdominadoras del circuito femenino como la danesa Caroline Wozniacki (6-0 y 6-3) en cuartos de final, la serbia Jelena Jankovic (6-3 y 6-1) en primera ronda, o la actual, la bielorrusa Victoria Azarenka (6-1 y 6-2).

También dejó en su camino a la rusa Vera Zvonareva (6-1 y 6-0) y a la polaca Urzsula Radwanska (6-2 y 6-3).

Serena estableció un nuevo récord. Su victoria ante Sharapova fue la que menos juegos ha necesitado en la historia de unos Juegos Olímpicos.

La jugadora de Florida se deshizo de la rusa con solo trece juegos disputados, dos menos que los que necesitó la francesa Suzanne Lenglen en la final de Amberes 1920 contra la británica Doroty Holman (6-3 y 6-0).

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