Los abogados también ganan medallas olímpicas

  • Aunque resulte difícil de creer, los abogados también ganan medallas olímpicas, ya que algunos de ellos se dedican a defender de manera gratuita y ante un tribunal de jueces de arbitraje a los deportistas que creen haber sido tratados injustamente.

Miami (EEUU), 13 nov.- Aunque resulte difícil de creer, los abogados también ganan medallas olímpicas, ya que algunos de ellos se dedican a defender de manera gratuita y ante un tribunal de jueces de arbitraje a los deportistas que creen haber sido tratados injustamente.

Así lo explicó hoy Miguel Ángel Fernández Ballesteros, uno de los 270 jueces de todo el mundo que conforman el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, en francés; CAS, en inglés), dedicado a la solución de disputas deportivas cuando las partes son incapaces de solventar sus discrepancias.

El también presidente de la Corte de Arbitraje de Madrid participa estos días en la reunión sobre arbitraje internacional que cada año organiza en Miami la Cámara de Comercio Internacional, donde ofreció una conferencia sobre el arbitraje deportivo.

Doce de esos jueces acuden a los Juegos Olímpicos y están disponibles en todo momento para que los deportistas o federaciones puedan recurrir a ellos pidiéndoles que arbitren sobre alguna disputa, algo que por lo general se comprometen a hacer en un plazo máximo de 24 horas.

"En los Juegos Olímpicos se establece el récord de cualquier tribunal arbitral: En 24 horas se resuelven los conflictos", bromeó el catedrático sobre un servicio que no es muy conocido pero que resulta una garantía fundamental de resolución de disputas.

En una entrevista con Efe detalló que en el caso de los Juegos Olímpicos, el TAS, con sede en Lausana (Suiza), envía a doce jueces que asisten durante toda la competición (desde diez días antes) y que ejercen su cometido pro bono (de forma gratuita).

"Para defender cada causa tampoco faltan nunca abogados que de manera también gratuita defienden los intereses de cada parte, y son realmente buenos. Si lo hacen bien -explicó- pueden cambiar para toda la vida la carrera de un deportista".

"Por eso se dice que a veces las medallas olímpicas también las ganan los abogados", apuntó Fernández Ballesteros.

Este sistema se empezó a utilizar en Atlanta (1996) y desde entonces se ha recurrido a ellos en unas setenta ocasiones (doce en Londres), entre ellas para dirimir sobre el caso del jinete sudafricano Alexander Peternell, cuya federación no lo presentó a los Juegos de 2012.

"Él recurrió al TAS y éste determinó el día de antes que efectivamente tenía derecho a participar, así que al día siguiente estaba ya inscrito en los Juegos", relató el catedrático, quien añadió que algo parecido le ocurrió al atleta español Ángel Mullera en esa misma cita deportiva.

Por lo que se refiere al ámbito del dopaje, una de las mayores ocupaciones del TAS, explicó que, aunque en algunos otros ámbitos las normas pueden ser interpretables, con estos asuntos de sustancias prohibidas los jueces son absolutamente inflexibles.

Eso se debe al interés de "defender la igualdad de oportunidades" entre los deportistas, así como "por el interés de su propia salud y a pesar del propio deportista en ocasiones". Se vigila con mucho cuidado que "ningún deportista tenga ayuda de una sustancia estimulante prohibida" y "aquí no hay interpretaciones que valgan".

Los jueces del TAS renueva sus puestos cada cinco años, entre ellos Fernández Ballesteros, quien va ya por su cuarta renovación y que se reconoce un apasionado del arbitraje deportivo, pese a que "no tiene mucho que ver con el comercial, que es al que se dedica en cuerpo y alma a través de la Corte de Arbitraje de Madrid.

Esa institución, especializada en resolver litigios entre empresas que no quieren recurrir a la justicia ordinaria, ha emprendido una ofensiva para fomentar su internacionalización y convertirse en una gran referencia como corte regional especializada en disputas empresariales con Iberoamérica.

Cuando el litigio es entre empresas de dos países diferentes es habitual recurrir a una corte de un tercer lugar que ayude a garantizar el carácter neutral de su decisión.

"Madrid está muy bien situada para ser una corte regional, un puente entre Europa e Iberoamérica", como lo es Singapur para Extremo Oriente, Cairo para las relaciones mediterráneas entre musulmanes y europeos o Estocolmo para los países al este del antiguo telón de acero y Europa, argumentó su presidente, que quiere potenciar aún más ese perfil internacional.

Fernández Ballesteros reconoció que su vocación internacional es "bastante ambiciosa", porque "dar buen servicio de arbitraje a grandes empresas y despachos de abogados no es una tarea fácil", pero defendió que la Corte que preside "ya es bastante conocida" en Iberoamérica y "está preparada para tomar esa dimensión de corte regional".

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