Los Williams, un apoyo más para Serena

  • La número uno del mundo sufrió en la primera ronda del Master de Madrid ante Denisheva. No le faltó el apoyo de sus padres en las más de tres horas de juego que duró el partido.
Los Williams, un apoyo más para Serena
Los Williams, un apoyo más para Serena
lainformacion.com
N. Díaz

Era un día complicado. Se trataba del debut de Serena Williams en el Master de Madrid. No era ni la mejor hora (le tocó en el primer turno a eso de las 12) ni el mejor día, lluvioso, por momentos, pero insuficiente para parar el partido y cerrar el techo de la Manolo Santana, la joya de la corona de la Caja Mágica.

La número uno del mundo contó desde el principio con la compañía de sus padres. Richard y Oracene, separados pero cohabitando en torneos,se situaron en uno de los palcos más cercanos a la pista para seguir las evoluciones de su hija.  El hacer más o menos caso al juego ya es otra cosa. La madre se limitaba a jugar con su móvil o la acreditación del torneo en los segundos que la bola no estaba en juego, y levantaba la cabeza cuando escuchaba el impacto de la pelota con la raqueta de una de las contendientes.

Fue un partido duro, de más de tres horas (de los más largos de su carrera según confesó en rueda de prensa la propia tenista) y Serena y "su" palco apenas se cruzaron la mirada. Sólo sucedió una vez, en un error de la americana, que  miró a los suyos como pareciendo pedir explicaciones de porqué. Nada más.

Oracene pareció despertar en el segundo set cuando su hija se lo adjudicó. Ahí que se vieron aplausos y gritos de alegría. El padre, y entrenador, ausente por momentos, se escondía en una capucha que tenía su chaqueta gris de chándal. No les debió gustar demasiado el sitio que ocupaban y se movieron un par de asientos a su derecha, para seguir mejor el partido, a la misma distancia pero más al centro.

La madre de Serena, ataviada con un sombrero y una visera, contrarrestaba el frío tapándose las piernas con su chaqueta. También lo hacía con una bufanda blanca. En el tercer y definitivo set sí que dio más muestras de alegría. Aplaudía casi todos los puntos, golpeaba la valla metálica que tenía a su lado, e incluso se atrevió a gritar un par de veces palabras de ánimo para su hija.

La explosión de júbilo llegó con el punto final. Se levantó, gritó y lo celebró. Y se marchó del palco. Con Richard. Y haciéndose fotos con los aficionados. Un apoyo más para Serena, una estrella más del circuito femenino. Seguirán así toda la semana, también con su otra hija, Venus.

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