Malori: "Por el accidente tengo casi media cara de titanio, pero no tengo ninguna duda: estoy listo"

Malori: "Por el accidente tengo casi media cara de titanio, pero no tengo ninguna duda: estoy listo"
Malori: "Por el accidente tengo casi media cara de titanio, pero no tengo ninguna duda: estoy listo"
EUROPA PRESS
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"Tengo miedo de ponerme a llorar como un niño cuando esté entre todos los corredores del pelotón, esperando la salida. De aquel 22 de enero solo recuerdo que me encontraba muy bien en carrera y que había bajado a hablar con (Vincenzo) Nibali para proponerle que arrancásemos los dos juntos en unos repechos que había en el tramo final. A partir de ahí, nada más", recordó este martes en rueda de prensa en un hotel de Salsomaggiore Terme, cerca de Parma (Italia).

Malori añadió que su compañero Fran Ventoso, que rodaba a su lado en el pelotón, le explicó que la caída fue a unos 65 kilómetros por hora. "Di directamente con la cara en el suelo y del fuerte golpe, el cerebro se movió, rozó, resbaló sobre mi cráneo, y fruto de ese rozamiento se produjo un hematoma en la parte izquierda del cerebro, que gobierna todo el lado derecho del cuerpo. A causa del accidente tengo casi media cara de titanio", bromeó.

De los primeros 15-20 días tras el accidente solo conserva 'fotogramas' debido a la fuerte sedación a la que estuvo sometido. "Mi novia Elisa me recuerda siempre que el 27 de enero le dije 'felicidades' por su compleaños. Sé que estaba con ella y con mi madre la primera semana, los primeros 10 días, pero no recuerdo nada en realidad. No era consciente, pero sí reaccionaba ante estímulos o fechas así. No empecé a recobrar la consciencia hasta más o menos el día de San Valentín, cuando Elisa me llevó una tarta para celebrarlo juntos", evocó.

A bordo de un avión medicalizado, Adriano viajó el 16 de febrero desde Argentina hasta Pamplona, donde fue ingresado en la Clínica Universidad de Navarra. "Al par de días de estar ingresado allí pedí que viniese un médico. En Argentina no me habían dicho claramente cuál era la situación de mis lesiones y no pensaba que fuese tan grave. Llego a Pamplona, me hacen resonancias, exámenes y le pregunto tras ese par de días al médico: '¿Cuándo me operáis la clavícula para poder volver a mover el hombro?'", indicó.

El ciclista italiano pensaba que tras la operación del hombro volvería a competir en la Tirreno-Adriático en marzo. "Total, si la pierna ya se movía algo nada te hacía pensar que hubiese nada grave. Entonces, aquel médico me dice: 'Adriano, no vamos a operar. No tenemos que operar. El problema que tienes en tu hombro es que tu cerebro se ha desconectado de la parte derecha de tu cuerpo'. Estuve llorando durante más de una hora sin parar, hasta la extenuación, después de oír aquellas palabras", se emocionó.

Ingresó el 25 de febrero en el Centro Neurológico de Atención Integral (CNAI) de Imárcoain, a las afueras de la capital navarra, al que entró en silla de ruedas y salió el 28 de abril por su propio pie, habiendo rodado en bici por carretera desde días antes.

Todos los días tenía 3 horas de fisioterapia, 2 horas de terapia personal en movilidad y una hora más de logopedia. Además, desde el 20 de marzo, le añadíió una hora diaria de rodillo. En mayo, Malori regresó a su Parma natal con la confianza de que el cuerpo daría los últimos pasos por sí solo.

"Y la fuerza en mis extremidades aumentó muchísimo ese mes. Pero los movimientos progresaban entre poco y nada. El problema era que el centro donde continuaba la rehabilitación en Italia, sin ser malo, no era adecuado para mí. Allí trabajaban con casos más extremos de gente que no puede aspirar a una recuperación total y 'solo' quieren volver a ser personas normales. Yo ya había vuelto a eso, ya había pasado esa fase. Lo que quería era volver a ser un deportista profesional", expresó.

Por ello, volvió a ingresar en el CNAI a finales de junio. "Combiné la rehabilitación allí con otros ejercicios en Mutua Navarra y con las últimas pruebas para asegurar que neurológicamente todo estaba bien. Estuve hasta el 5 de agosto: me iba dos semanas, volvía a casa una, luego otras dos con ellos", explicó.

Hacía ejercicios de recuperación de fuerza en el hombro, los músculos de la escápula, el brazo. "Sigo haciendo en casa esos ejercicios, aún me queda tiempo para recuperar el 100% de fuerza en esa mano. Pero para la bici, estoy completamente repuesto. Tomo las curvas cada vez más fuerte, más rápido, arranco y paro con facilidad, voy a la misma velocidad que iba en entrenamientos fuertes, freno con suavidad y con el mismo 'feeling' que antaño. No tengo ninguna duda ni miedo. Estoy listo", aseguró.

"VER CICLISMO ERA COMO MOTOGP"

En estos meses no veía ciclismo en televisión. "Del Giro de Italia no he visto ni una sola etapa; del Tour, tampoco. Me ponía a ver una carrera, los veía corriendo y me parecía un deporte que no era el mío, era como ver MotoGP. Me dolía muchísimo. Me quedaba reventado. No podía soportar no estar con ellos, no vivir ese ritmo", lamentó.

Sin embargo, volver a estar junto a sus compañeros de Movistar Team en el GP Miguel Indurain y el Giro fue una motivación extra. "La gente del equipo ha sido mi segunda familia, de los que más se han esforzado en arroparme. Tras Elisa y mis amigos, han sido lo mejor de este tiempo. Todos ellos -CNAI, la CUN, Mutua Navarra, médicos, fisioterapeutas, amigos y gente del ciclismo- me han ayudado a volver a competir", agradeció.

El pupilo de Eusebio Unzué confesó que el accidente le ha hecho ver la vida de otra manera. "Cuando estás tan mal, mal de verdad, en Pamplona, en una silla de ruedas, ves a la gente moverse a tu alrededor y aspiras a hacer todas esas cosas que ellos hacen, como alguien normal, alguien más. Pero cuando ingresas en el CNAI y rápidamente mejoras, hasta el punto de que en 10 días te quitan la silla de ruedas, que vas mejorando en todos los sentidos, y miras los ojos de la gente que cada día se esfuerza pero no avanzaba y tú, que estabas más grave, vas al doble de velocidad. La cara, cómo te miraban, eso nunca se olvida. No te miraban con admiración por ser corredor de Movistar Team, por llevar un buen reloj, tener un coche bonito te admiran por cómo te movías. Y eso te conmueve", relató.

Por ello, admitió que estos ocho meses le han cambiado por completo. "Vas por ahí cuando eres joven y te vas cagando en todo porque no encuentras el apartamento que has alquilado para las vacaciones, porque no puedes aparcar cerca de los sitios y ahora todo eso ves que da igual. Le das otro valor a la vida. El sentido que verdaderamente tiene", valoró.

El corredor del Movistar quiso transmitir un mensaje de esperanza con su historia. "Lo que quiero es que cualquiera que esté en esa situación conozca mi historia o le lleguen ecos y digan: 'Anda, aquí hay un chaval con mi misma edad, o más joven, o mayor, que vuelve a mover su mano, su brazo, su cuerpo, con trabajo, con voluntad. Y de hecho es un chaval que ha vuelto a ser un gran atleta, o a competir donde sea. Que le ha echado dos huevos, que ha podido, y tú también puedes'. Si yo lo hubiese tenido, me habría ayudado mucho. Sé que no puedo solucionar los problemas del mundo, que hay gente con lesiones más graves, con enfermedades pero si les puedo regalar una sonrisa, aunque sea por una hora, por dos horas, por un día no soy médico ni neurólogo, pero pienso que eso les puede ayudar", concluyó.

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