Llegaba con 17.000 kilómetros de avión entre el viaje de ida y vuelta a Estados Unidos después de jugar con Argentina. Un día antes fue padre de un niño llamado Mateo y no pudo entrenar con sus compañeros. Fue suplente en el Calderón porque Luis Enrique decidió dejarlo en el banquillo. Y aún así fue el mejor del partido. "Tuvimos la oportunidad de hablar con Leo. Es un jugador muy importante y su estado de forma es capital, pero llegaba de un viaje y era mejor no tomar riesgos", explicó después el entrenador. Messi, el hombre que decidió todo.
Leo vivió la primera parte del Atlético - Barcelona en el banquillo con un rostro pensativo. Sabía que tendría la oportunidad en la segunda mitad para ayudar a sus compañeros. Hasta el descanso, el Barcelona dominó, estuvo perfecto en lo táctico y por momentos encerró a los rojiblancos, pero no pudo superar a Oblak.
Luis Enrique mandó calentar a Messi recién comenzada la segunda mitad y pareció tener repercusión directa sobre el terreno de juego. Pronto marcó Torres para adelantar al Atlético y segundos después Neymar marcó un golazo de falta que hubiera firmado el propio Leo.
El argentino jugó unos 35 minutos. Entró sustituyendo a Rakitic y lo hizo con paso cansino. Podría parecer que estábamos ante una nueva tarde apática del '10' del Barça, pero no fue así. Tenía ganas de dedicar un gol a su hijo recién nacido y no paró hasta conseguirlo.
Frenaa y arrancaba en un palmo de terreno. El cansacio acumulado en la piernas de los jugadores del Atlético lo convertían, aún más, en imparable. Una y otra vez arrancaba desde la derecha con la cabeza levantada, combinaba con Neymar, con Suárez, con Iniesta... Era cuestión de tiempo que el gol llegara.
Y llegó. El campo parecía inclinado hacía la portería del Atlético y cuando quedaban 10 minutos para el final del encuentro Jordi Alba ganó un rebote, tocó para Suárez y el uruguayo dejó un balón perfecto para que Messi superara a Oblak con un toque sútil. El argentino no perdona en el mano a mano y le dio los tres puntos a su equipo.
En poco más de 30 minutos hizo más que el resto en todo el partido. Alcanzó el 93% de acierto en el pase ante un Atlético cerrado y que no permitía el juego interior. Chutó tres veces a portería y creó dos ocasiones de gol. Messi estuvo sublime en el Calderón.
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