Miranda de Ebro se engalana para acudir a otra cita con la historia

  • La localidad burgalesa de Miranda de Ebro vive días felices con la sucesión de gestas de su equipo, el Mirandés, y se prepara para "el más difícil todavía" (semifinales de Copa contra el Athletic de Bilbao) con jovialidad e ilusión que tiñen sus calles de rojo.

Antonio Aragón

Valladolid, 29 ene.- La localidad burgalesa de Miranda de Ebro vive días felices con la sucesión de gestas de su equipo, el Mirandés, y se prepara para "el más difícil todavía" (semifinales de Copa contra el Athletic de Bilbao) con jovialidad e ilusión que tiñen sus calles de rojo.

La Copa del Rey viene golpeando con virulencia la tranquilidad de Miranda de Ebro, a la que su equipo de fútbol, el CD Mirandés, ha situado en el mapa con una gigantesca lupa.

El Espanyol de Barcelona fue el último de los tres 'primeras' a los que ha eliminado el líder del grupo II de Segunda División B. Los hombres de Carlos Pouso, que apearon antes a Villarreal y Racing de Santander, consiguieron un gol en el último minuto del partido disputado el pasado martes (2-1) que convirtió su proeza en leyenda centenaria.

Un "cuento de hadas" que abuelos y nietos de Miranda de Ebro viven con magna ilusión. Jamás soñaron que su equipo, el mismo que hace pocos años se batía el cobre por los campos de Tercera División, fuese, en dos días, a disputar una semifinal de Copa en Anduva contra todo un Athletic de Bilbao.

Pero a veces los sueños se cumplen, como ha demostrado este modesto equipo cuya estrella no firma ostentosos contratos publicitarios. Sella hipotecas, aunque las ojeras por el esfuerzo del día anterior sobre el mimado césped de Anduva le lleguen por los tobillos.

Pablo Infante, máximo goleador de la Copa del Rey con siete tantos, es el paradigma de la humildad y el esfuerzo por conseguir los retos, por imposibles que parezcan. Tesón que guarda una relación simbiótica, como la del resto de sus compañeros, con la grada de Anduva, la cual es un dechado infatigable de empuje, de aliento en forma de vítores y ánimos.

Una hinchada que no puede ser más feliz. Invadió el campo, manteó a sus jugadores y derramó cerveza tras eliminar al Espanyol. Los pinchadiscos lo tenían fácil, pues el único "tema" que la gente quería que sonase era el himno de Miranda. Y "a todo trapo".

Bares y discotecas ya decoraban entonces sus bares con el rojo del Mirandés mientras las estatuas se abrigaban del frío con bufandas del equipo y las marquesinas electrónicas reflejaban un "Aúpa Mirandés" que recuerda para qué vive la ciudad en estos estresantes días.

Ya falta menos. Se aproxima la próxima cita, en la que Anduva sufrirá una remodelación de uno de sus fondos (el que no tiene graderío) para acoplar dos módulos en los que situar a los 636 aficionados del Athletic Club de Bilbao a los que el Mirandés venderá entradas.

No cabrá un alma y Anduva volverá a ser una caldera en ebullición que hará que el equipo de Carlos Pouso encuentre fuerzas para pugnar por cada pulgada del terreno de juego cuando estas estén por los suelos.

Una grada que no estará sola. Un vistazo a las redes sociales dan buena cuenta de que media España apoya al equipo rojinegro, protagonista de una rebelión balompédica contra los poderosos que ha calado en el pueblo y que causa admiración en otros grandes héroes, como el portero del Real Madrid y de la selección española Iker Casillas.

El campeón del mundo afirmó en la red social Facebook "sentir envidia sana" por la hazaña que provocó que el Mirandés robase la primera plana al "clásico" del fútbol español.

Desde entonces, el representante de la "aldea gala" se aprovisiona de "poción mágica" para pelear para que una nueva batalla en Anduva cocine un suculento banquete. Será este martes y a partir de las 22,00 horas. Hasta ese instante, Miranda de Ebro se engalana.

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