Montoya, el tercer jugador más joven del plantel argentino en el Mundial, tras Guido Petti y Santiago Cordero, es uno de los siete jugadores que han participado en todos los partidos del Mundial.
Casi siempre sustituyendo al hooker titular y capitán, Agustín Creevy, y estando dos como titular, contra Namibia en el último encuentro de la primera fase, y probablemente en este duelo por el tercer lugar, tras la lesión de su compañero, que tiene un problema muscular en el muslo izquierdo.
"He jugado más de lo que pensaba. Siempre trato de darle lo mejor al equipo, jugando poco, mucho o no jugando", afirma.
Sus dos tries llegaron en la victoria contra Tonga (45-16) y en el triunfo contra Namibia (64-19).
"No me imaginaba hacer un try en el Mundial, y menos dos. Ha sido muy lindo. No lo voy a olvidar nunca", señaló el joven jugador del club Newman, que la próxima temporada estará en la franquicia argentina que disputará el Súper Rugby, el campeonato profesional del Hemisferio Sur.
A Julián Montoya, con sus 22 años, le tocará la difícil misión de sustituir a Creevy, el capitán del equipo, toda una responsabilidad.
"Cada vez me tocó entrar por él es una responsabilidad, pero también es algo muy lindo. Agustín me da confianza para tratar de mantener el nivel que él tiene", explica.
"Tengo buena relación con él. Es un gran capitán y una gran persona. Conmigo siempre se portó de diez. Los consejos que me da es que disfrute el momento", añade.
"Siempre antes de cada partido, me pongo un poco nervioso, pero son nervios lindos, de tener ganas de jugar y representar al país, por todas las emociones de jugar en los Pumas. Agustín y los más grandes me dicen que tengo que disfrutar esta semana. Después del Mundial el grupo no volverá a ser el mismo que está ahora", añade.
Su fichaje con la franquicia casi le asegura una plaza en los Pumas para la próxima temporada, no así los que han decidido seguir en clubes europeos, ya que solo seguirán en la selección albiceleste los que jueguen en Argentina, según una nueva regla de la UAR.
"En lo único que estoy pensando es en este fin de semana. La franquicia es el año que viene. Mi permanencia en los Pumas dependerá de mi rendimiento, de seguir gustando a los entrenadores. Ahora estoy pensando cien por cien en este Mundial para terminar de la mejor manera posible", señala.
"Vinimos con una ilusión y un sueño, que era levantar la copa. No se pudo al perder en semifinales, pero hay que dar la vuelta a la página y la posibilidad de volver con una medalla es algo increíble y vamos por ello", indica el jugador.
Montoya estuvo en la victoria de Argentina en Durban ante Sudáfrica (37-25) en el Rugby Championship, a principios de agosto, aunque ese triunfo no le sirve mucho de referencia para el duelo del viernes contra el mismo rival, por el tercer puesto.
"Esto es un Mundial. No hay nada parecido. Hicimos un gran partido y hay muchas cosas que tenemos de retener de ahí para ganarles. Tenemos que ser perfectos, pero se le puede ganar", afirma.
Doce años después de haber comenzado en el rugby, en el colegio, como sus primos, en Newman, cuando tenía diez, juega por una medalla en un Mundial.
Y se acuerda de todos sus seres queridos, y en particular de sus abuelos. "Siempre me acompañaron y ya no están. Estarían acá", señala.
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