Nadal y Djokovic se citan el día D

  • La edición de 2014 de Roland Garros se resolverá con un choque entre los dos mejores tenistas del mundo, el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic, el duelo esperado para el día D.

Luis Miguel Pascual

París, 6 jun.- La edición de 2014 de Roland Garros se resolverá con un choque entre los dos mejores tenistas del mundo, el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic, el duelo esperado para el día D.

Los dos tenistas lograron hoy el pase a la final mientras Francia conmemoraba el 70 aniversario del desembarco de Normandía, una de las batallas más espectaculares de la Segunda Guerra Mundial.

En el tenis, pocos duelos en la actualidad pueden generar tantos vatios como los que desprenden Nadal y Djokovic, y el domingo los dos se jugarán muchas cosas. La novena Copa de Mosqueteros para Nadal, la quinta consecutiva; la primera para el serbio, que ya sabe lo que es ganar los otros tres Grand Slam.

Además del número uno, que irá a parar al dorsal de aquel que venza en el eléctrico duelo que se anuncia en la Philippe Chatrier.

Nadal parte con la ventaja psicológica de que en París nunca ha perdido contra Djokovic. Solo tiene una derrota, la que en 2009 dejó escapar frente al sueco Robin Soderling y hoy en semifinales contra el británico Andy Murray sumó su triunfo número 65, el 34 consecutivo en una larga letanía de récords que viene convirtiendo en pasado en el último decenio.

El español ha mostrado una progresión permanente en Roland Garros, donde llegó con los peores resultados de toda su carrera sobre tierra batida y con un juego cargado de incertidumbres.

Los rivales de escasa entidad que salieron a su paso no inquietaron su resultado, aunque tampoco despejaron las dudas, agravadas por unos problemas de espalda que confesó tener.

Solo en cuartos de final su compatriota David Ferrer le hizo hincar la rodilla en un set, pero acabó pidiendo la hora.

Murray ni siquiera planteó batalla, lo que contrastó con el último duelo entre ambos, sobre la arcilla de Roma, cuando el escocés golpeó primero para acabar inclinándose 6-3, 6-2, 6-1 en una hora y 40 minutos.

Nadal afirma que su nivel en la tierra batida no ha dejado de progresar. Su derecha, el arma con el que acaba con sus rivales, se ha mostrado cada día más mortífera y Murray fue la víctima propiciatoria.

El español llega a su partido predilecto del año en las mejores condiciones de la temporada, listo para librar una batalla que se vivió ya en las semifinales del año pasado y en la final de 2012. Siempre con triunfo de Nadal, pero cada vez con rasguños en ambos bandos, que tuvieron opciones de gritar victoria.

Para Djokovic, Roland se ha convertido en una obsesión. Alcanzó su segunda final tras derrotar al letón Ernests Gulbis, la sorpresa de las semifinales, el 18 del mundo, que antes había derrotado al suizo Roger Federer y al checo Tomas Berdych.

Ante el serbio, sin embargo, solo plantó cara cuando el calor mermó, de forma drástica, el juego de Djokovic. El número dos había dominado las dos primeras mangas y todo apuntaba a un plácido encuentro. Pero el sol, los 27 grados que se alcanzaron en la pista, le afectaron de forma sorprendente.

El serbio cedió el tercer set antes de recuperar el control, mientras el letón, que nunca antes había disputado un duelo de tanta altura en un Grand Slam, dejaba rienda suelta a su personalidad y se desconcentraba. El partido acabó con un 6-3, 6-3, 3-6, 6-3 que superó las dos horas y media.

Djokovic se agarra a la esperanza de poder, al fin, derrotar a Nadal en su feudo. Lo hace tras haberle ganado hace pocas semanas en la final de Roma y haber demostrado que incluso en la tierra batida es capaz de plantarle cara.

"El año pasado cualquiera de los dos pudo ganar y eso a mi me hace tener confianza", asegura el serbio.

El duelo está listo para que la tierra batida, como si se tratara de la arena de la playa de Omaha, dicte la sentencia en la hora prevista del desembarco.

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