Nueva Orleans boicotea la Super Bowl y se echa a la calle en lugar de encender la tele

  • La ciudad protesta en masa ante una decisión arbitral que les dejó fuera de la final e instaura una nueva fiesta multitudinaria.
Partido entre los Saints y los Rams
Partido entre los Saints y los Rams
Efe

Hay quien lo ha bautizado como el mayor fallo arbitral de la historia del fútbol americano. Como casi todo en el deporte (y esta es semana de clásico patrio en España y no faltarán ejemplos) es una exageración que dura lo que tarda en celebrarse el próximo evento del siglo. Pero este fallo le ha llegado el alma a los habitantes de Nueva Orleans hasta el punto de apagar en masa sus televisiones justo el día en que todo el país está pendiente de la pantalla. El domingo 3 de febrero, la ciudad sureña se echó a la calle para no ver la final de la 53 edición de la Super Bowl. Toda la ciudad de fiesta, bailando y animando a los suyos pese a que no se jugaban nada ya.  

"¿Super Bowl? ¿Qué Super Bowl?" Así titula a toda portada el principal periódico de la localidad, el Times Picayune, su edición del lunes. Y los habitantes de Nueva Orleans se unieron a la fiesta sin dudarlo y rebautizaron la jornada como la 'Boycott Bowl'. El origen de esta protesta masiva hay que buscarlo en el último minuto del partido que jugaron los Saints de Nueva Orleans contra los Rams de Los Angeles el pasado 20 de enero, cuando se decidió otra final, la de Conferencia, y cuyo ganador se gana el pase a la Super Bowl. En una jugada ilegal que vio todo el país menos los árbitros, se privó a los Santos de ganar el partido. Fue tal la indignación que sobrevoló incluso la suspensión a cuenta de una reclamación judicial.

Sin embargo, el espectáculo tenía que continuar y la final se ha jugado. Aunque no en nombre de Nueva Orleans. Como muestra un dato donde más duele en los bolsillos de los grandes anunciantes: la audiencia televisiva. Según los primeros avances de Nielsen de seguimiento, apenas un 26,1% de los televisores de Nueva Orleans vieron la final cuando la media de toda la temporada no había bajado del 50% y cuando la final que menos importó en la historia en el área metropolitana fue la de 2017... cuando los grandes rivales de los Saints, los Falcons de Atlanta, jugaron la gran cita. Aun así, hasta un 48% de los televisores de la localidad sureña siguieron el encuentro.

Del mismo modo, ese 26,1% también es la cota más baja de audiencia en todo el país. En todo el territorio norteamericano, la audiencia alcanzó un 44,9% de media, también un suelo histórico, de hasta diez años atrás y confirmando la tendencia de claro descenso en la que ha entrado este evento en los últimos años. 

En paralelo, y según el propio medio de Luisiana, los Saints de Nueva Orleans -ganadores del anillo en 2010- vencieron la batalla de las redes sociales y consiguieron prácticamente más menciones en Twitter que la propia final de la Super Bowl. Desde luego, que el partido entre los Rams y los Patriots fuera el de peor anotación de la historia -y uno de los más aburridos, en boca de los entendidos- no ayudó para movilizar a las masas. Como aseguró el columnista estrella del periódico local: "Elegimos un buen día para no ver el partido".

Todo ello, más allá de la capacidad de Nueva Orleans para convertir en fiesta cualquier adversidad, abre otra serie de interrogantes en torno a un evento que pierde fuelle a cada año que pasa. Las audiencias han caído, como se esperaba, y ni siquiera la otrora polémica y planetaria actuación musical del descanso elevó los ánimos. Todo lo contrario: Maroon 5 fracasó estrepitosamente sobre un escenario al que habían renunciado, como medida de protesta frente al racismo, Rihanna o Lady Gaga. Nada es lo que era en la Super Bowl. Solo Tom Brady es inmutable. 

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