Peleas entre "gallitos"

  • No es el primer caso en el que dos líderes tienen que convivir dentro del mismo equipo. El de Contador y Armstrong es el último de varios enfrentamientos que se han producido en el ciclismo a lo largo de los años.
Contador con el enemigo en casa
Contador con el enemigo en casa
N. Díaz
N. Díaz

Contador y Armstrong.Armstrong y Contador. Y en el medio, Johan Bruyneel, director del Astaná. Por lo general, la convivencia de dos líderes en un mismo equipo nunca ha traído grandes ventajas. Todo lo contrario, siempre ha dado lugar a problemas, a malas caras entre los "gallitos" y a la formación de grupillos dentro de la escuadra.

En los últimos días estamos siendo testigos de la lucha de poder que hay en el Astaná. Contador, supuesto líder del equipo, ha visto como su director no atendía las peticiones realizadas respecto a la presencia de corredores de su confianza, como Benjamín Noval, en la lista definitiva de esta edición del Tour. Parece claro cierto favoritismo hacia Lance Armstrong. El paso de los días nos mostrará si realmente hay ayuda entre los dos, o todo se vuelve en una lucha encarnizada por el maillot amarillo.

"Leña al manzano"

Cuenta una de las leyendas del pelotón que ese era el grito de guerra con el que el malogrado José María Jiménez, el Chava, avisaba al resto de corredores de la debilidad de Abraham Olano. En la Vuelta a España de 1998, Olano era el líder del Banesto. El guipuzcoano había sido fichado por la escuadra dirigida por Echávarri como sucesor de Miguel Induráin, algo más que complicado con el palmarés del navarro.

El Chava Jiménez, un escalador nato, pero demasiado individualista, no parecía estar muy por la labor de perder la oportunidad de vencer en las etapas de montaña, y apenas ayudaba a su líder. Y no sólo eso, sino que con el grito de "Leña al manzano" (Manzano era el segundo apellido de Abraham Olano), avisaba a los rivales, como Escartín o Jalabert, cuando Olano pasaba momentos de debilidad. Éste ganó la Vuelta, pero el año siguiente fichó por el equipo ONCE.

Lemond e Hinault

Hace más de 20 años, se produjo uno de los enfrentamientos más míticos que han tenido lugar a lo largo de la historia del ciclismo. Corría el año 1985. Equipo: La Vie Claire. Protagonistas: el francés Bernard Hinault y el americano Greg Lemond. Mal asunto para este último tener de compañero de filas al ídolo de Francia. La encerrona estaba asegurada.

En 1985, los directores de La Vie Claire obligaron a Lemond a ayudar a Hinault, que iba camino de conseguir la quinta victoria en el Tour. El americano terminó a menos de dos minutos del primer puesto, y años más tarde afirmó que había sido engañado por su equipo, en una escapada donde sacaba tres minutos de ventaja a Hinault, distancia que el director acortó en dos minutos. No sólo eso, además fue obligado a esperar al francés.

El siguiente episodio de este enfrentamiento se vivió en 1986. Las heridas seguían abiertas, y no se cerraron. En la primera etapa de montaña, Hinault se escapó con Perico Delgado y aventajó en cuatro minutos a su compañero. La guerra había comenzado de nuevo. Y eso, a pesar de la promesa realizada por el francés de ayudar al americano en esta edición. Un desfallecimiento de Hinault al día siguiente, permitió a Lemond ponerse en cabeza. Una imagen que pasará a la historia, es la de ambos entrando de la mano en la línea de meta de Alpe d'Huez, tras haberse atacado durante toda la etapa. Simplemente fue un gesto de cara a la galería. Lemond ganaría el Tour.

Entre españoles

Vuelta Ciclista a España de 2002. Óscar Sevilla era el jefe de filas del Kelme, dirigido por el ex-ciclista Vicente Belda. Aitor González, del mismo equipo, se convierte en su principal rival. Sevilla lideraba la clasificación general. En la etapa lluviosa con final en el Angliru, uno de los puertos más duros del mundo, Aitor González decide hacer la guerra por su cuenta abandonando a su compañero.

Las críticas, tanto de Sevilla como de Vicente Belda, fueron enormes, y Aitor González se vio obligado a pedir disculpas públicamente. Unos días más tarde, Belda obligó a Sevilla a quedarse descolgado para esperar a Aitor González, que se había quedado rezagado anteriormente. Sevilla, al contrario que su compañero, obedeció y ayudó a Aitor en esa etapa, que a la postre le permitiría coronarse como campeón en Madrid. Al año siguiente, González se marchó del Kelme para firmar por el Fassa Bortolo.

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