Plateau de Beille o el flechazo de Contador con el Tour

  • La tercera etapa de los Pirineos regresa al lugar de la primera victoria de Alberto Contador en el Tour de Francia.
Alberto Contador, con el mailot blanco en el Tour 2007
Alberto Contador, con el mailot blanco en el Tour 2007
Getty Images
José Martínez

Se acaba el primer bloque montañoso del Tour. Los Pirineos se despiden con una etapa jalonada con seis puertos, un terreno sin cuartel con llegada a un lugar muy especial para Alberto Contador: Plateau de Beille.

El aficionado medio al ciclismo descubrió a Contador en el verano de2007. El pinteño prometía, ya había hecho sus pinitos en 2006 en el Tour de Romandía y había ganado la París – Niza meses atrás, pero en la carrera fetiche del ciclismo exhibió las que serían sus señas de identidad. Sus bailes sobre la bicicleta, sus latigazos vertiginosos o su frecuencia de pedaleo sorprendentemente alta, que recordaba al famoso "molinillo" de Lance Armstrong.

También sus disparos en la meta. Porque el pinteño, a la postre ganador del Tour 2007, se llevó una etapa, su primer triunfo parcial en una gran vuelta. Lo intentó en los Alpes, con una aceleración seca que ahogó a Cadel Evans en el Galibier, pero su momento de gloria llegó en los Pirineos. En la primera etapa, lanzó su primera bala en el Plateau de Beille.

La ascensión a Pailhères preparó las piernas de los corredores. La aproximación final al Plateau de Beille condenó a Menchov a una monumentalpájara–llegó a más de 11 minutos de Contador-. Paulinho e Hincapie, compañeros del español en el Discovery Channel, allanaron el camino para el pinteño y para el otro jefe de filas del equipo americano, Levi Leipheimer. Los primeros kilómetros de ascensión dejaron una enorme ristra de damnificados: Pereiro, Valverde o Kashechkin se quedaron atrás. El último en llegar a la meta fue un joven Philippe Gilbert, que con los años maduró para convertirse en tirano de las clásicas.

Mauricio Soler, con el jersey de la montaña, quería su segunda victoria en el Tour, tras el triunfo en Briançon. Cuatro años después, se recupera en Navarra de una caída en el Tour de Suiza que bordeó la muerte. Ataque tras ataque, el líder Rasmussen, Contador y Evans respondían a los intentos del colombiano. Hasta que el español, vestido con elmaillot blanco de mejor joven, aceleró para convertir la etapa en un mano a mano con el escalador danés.

Antonio Colom, escapado hasta entonces, fue neutralizado en minutos. Hasta la meta, todo se redujo a un duelo con Michael Rasmussen. A poco para el final, el pinteño palmeó la espalda del maillot amarillo, signo de que había acuerdo entre ambos. Sin embargo, el sprint fue bastante más competido de lo esperado. El ligero danés lanzó la llegada, pero Contador lo rebasó por el exterior para lanzar su primer disparo al aire, todo rabia. Al terminar la jornada, el español ya era segundo de la general.

Este 2011, el pinteño también parte con la misión derecortar tiempo. Pero la mentalidad es distinta. Aquel novato se conformaba con ganar la general de los jóvenes y se benefició de la exclusión de Rasmussen por su equipo, el Rabobank. Estaba en pleno aprendizaje. El Contador actual es el mayor dominador de las grandes vueltas desde la marcha de Lance Armstrong. Aquella tarde, el Plateau de Beille confirmó que en sus piernas había mucho futuro. Esta tarde, sus rampas pueden decidir si el futuro viste de amarillo.

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