Un problema que sigue siendo actual

Aquellos racistas años del fútbol: del 'Tren' Valencia al plátano de Dani Alves

El incidente del cuarto árbitro con Pierre Webó en el PSG-Estambul Basaksehir recordó a la época en la que los futbolistas negros eran carne de insultos y vejaciones en cada partido en España.

Adolfo el 'Tren' Valencia y Dani Alves
Aquellos racistas años del fútbol: del 'Tren' Valencia al plátano de Dani Alves.

El pasado martes, el cuarto árbitro del PSG-Estambul Basaksehir de la fase de grupos de la Champions utilizó la expresión "ese negro" para referirse a Pierre Webó, exjugador en LaLiga y ahora asistente técnico del conjunto turco. El desenlace es de soba conocido: los jugadores de ambos equipos se rebelaron y el partido tuvo que suspenderse a los 10 minutos, dejando en evidencia directamente a la UEFA. Un episodio racista que recordó a la época en la que los futbolistas negros eran carne de insultos y vejaciones en cada partido en España; cuando el racismo estaba aún arraigado en nuestra sociedad y tirarle un plátano a un futbolista negro pretendía ser algo cómico, en lugar de aberrante.

De hecho, entre los años 80 y la década pasada hay casos realmente graves, que hoy provocarían la dimisión en bloque de más de una federación deportiva: desde insultos verbales hasta amenazas físicas. Y, por entonces, el racismo estaba tan instalado en el fútbol que ni siquiera quienes hoy alzan la voz, como el propio Webó, trataban de combatirlo. Se resignaban a hacer oídos sordos. Por ejemplo, el exdelantero del Mallorca y de Osasuna, explicaba en un libro de Salvador Rodríguez Moya, publicado en 2012: "Recibí insultos racistas en la liga española, cuando estaba de moda para molestar". El racismo como moda, como pasatiempo, como parte del acervo español.

Por suerte, esta semana Webó sí se atrevió a alzar la voz. Pero hubo una época, desde que empezaron a llegar jugadores extranjeros a la liga española en la Transición y hasta hace más o menos una década, en los que el fútbol fue un auténtico escaparate del odio. Hace 14 años, por ejemplo, la amenaza de Samuel Eto'o de marcharse del campo cuando estaba recibiendo insultos racistas se quedó solo en eso, en amenaza. Una sorprendente crónica de 'El Mundo' de la época, lo reflejaba como una anécdota más, como una 'rabieta' de un futbolista joven (contaba con 25 años por entonces): "La intención del delantero fue motivo de sorpresa en unos y de debate a partir de ese momento. Tanto el árbitro como su entrenador le hicieron replantearse la decisión. Volvió al césped, y volvió para ser decisivo [...]". 

En el siguiente vídeo se puede ver lo que sucedió en realidad, relatado por el árbitro del encuentro, Víctor José Esquinas Torres, en un documental de 'Vamos'.

Hoy en día, Samuel Eto'o pararía más de un partido. Pero en aquel momento solo existía un precedente en el fútbol europeo: cuatro meses antes del incidente protagonizado por el delantero camerunés, Marc André Kpolo Zoro, del Messina italiano, se marchó al vestuario tras recibir insultos racistas por parte de la hinchada del Inter de Milán. Adriano y Martins, jugadores negros del equipo rival, finalmente lo convencieron para que volviera al terreno de juego. Por entonces imperaba el dogma de que no había que caer en la trampa, de que para triunfar en el fútbol siendo negro había que demostrarlo en el campo, tal y como resumía a la perfección el propio Eto'o en 2004, en su presentación con el FC Barcelona: "Correré como un negro para vivir como un blanco".

Quizás, su compañero de equipo Dani Alves fue uno de los primeros en realizar un gesto capaz de desafiar al racismo en el fútbol. Fue sencillo, breve, genial: en un córner, le lanzaron un plátano, como parte del pírrico libreto de ingenios xenófobos de algunos aficionados de la época; entonces, el lateral se acercó a la fruta, la recogió del suelo y se comió un trozo antes de botar el libre directo. Ocurrió durante un partido contra el Villarreal en 2014, cuando la FIFA, la UEFA y La Liga ya llevaban un tiempo lanzando periódicas campañas de sensibilización contra el racismo. Se avanzaba, pero lentamente, tal y como demostraba la estupefacción en el rostro del juez de línea, que miraba a Alves con incomprensión.

Después vendrían la rodilla hincada de Kaepernick, la primera querella contra el racismo en la historia del fútbol español -por los insultos al delantero del Athletic Iñaki Williams en 2019- o la paralización de la NBA durante los Playoffs de este verano. Pero, teniendo en cuenta que en este 2020 hemos vivido el nacimiento de un histórico movimiento como el de Black Lives Matter, a raíz del asesinato de un joven negro en EEUU a manos de un policía que lo asfixió con su rodilla, conviene recordar otro célebre episodio del fútbol español. Solo basta con buscar en Google "Jesús Gil" para  encontrar su famoso incidente con Adolfo el 'Tren' Valencia.

El por entonces presidente del Atlético de Madrid, visiblemente enfadado, bajó a los vestuarios tras un empate contra el Logroñés en la temporada 1994/95. Gil la tomó a gritos con Valencia, "el negro del equipo", tal y como Josep Pedrerol lo calificaba al comentar la noticia (una expresión que hoy podría costar la suspensión de un encuentro). Después, el presidente rojiblanco atendió a los medios, que le preguntaron por los insultos que estaba recibiendo el jugador. "A ver si le matan, a ver si le matan", contestaba, tras llamarle "fracasado". Más tarde, añadiría: "Al negro le corto el cuello".

Aunque hoy pueda parecer escandaloso, aquellos comentarios no solo respondían al conocido carácter irascible de Jesús Gil, sino que se trataba de un racismo profundamente anclado al fútbol español. En la otra orilla del Manzanares, el Real Madrid vivió otra sonada situación tan grave como la del 'Tren' Valencia. Ocurrió en 1993, cuando Wilfred Agbonavbare, el portero del Rayo Vallecano que le paró un penalti a Míchel en un partido en el Bernabéu, comprometiendo el título de Liga de los blancos. Le gritaron "Negro, cabrón, recoge el algodón". Algunos Ultrasur, entre risas, incluso se atrevían a decir en una entrevista televisada postpartido: "Vamos a ir machacar al negro hijo de puta a Vallecas". Tan anclado estaba el racismo que la respuesta de Wilfred fue tremenda: "La violencia es normal, porque soy moreno".

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