"Rafaelillo" dio una vuelta al ruedo y fue el único dispuesto a triunfar

  • El diestro murciano Rafael Rubio "Rafaelillo" dio una vuelta al ruedo porque fue el único de la terna que salió a la plaza resuelto a destacar con los "miuras" en el festejo que cerró la Feria de Abril celebrado esta tarde en la plaza de la Maestranza de Sevilla.

Álvaro R. del Moral

Sevilla (España), 29 abr.- El diestro murciano Rafael Rubio "Rafaelillo" dio una vuelta al ruedo porque fue el único de la terna que salió a la plaza resuelto a destacar con los "miuras" en el festejo que cerró la Feria de Abril celebrado esta tarde en la plaza de la Maestranza de Sevilla.

Se lidiaron cinco toros de Miura, de grandes esqueletos y juego desigual. Primero y segundo no pasaron de sosos. Cuarto y sexto, parados y a la defensiva. El que más se dejó, por el pitón izquierdo, fue el quinto. El tercero fue un sobrero del Conde de la Maza, muy complicado.

José Luis Moreno, de verde botella y oro: Estocada tendida (Ovación). Tres pinchazos y estocada caída y tendida (Ovación).

Rafael Rubio "Rafaelillo", de carmín y oro: Estocada trasera y descabello (Ovación). Pinchazo y sablazo muy contrario (Vuelta al ruedo tras aviso).

Serafín Marín, de azul cielo y oro: Estocada (Silencio). Estocada corta y tendida (Silencio).

La plaza registró dos tercios de entrada muy repartidos en una tarde gélida y muy nubosa. En el transcurso de la lidia del tercero de la tarde saltó un espontáneo que fue reducido por la policía. José Luis Moreno pasó a la enfermería al final del espectáculo. Había sufrido dos volteretas en la lidia del cuarto.

La tradicional miurada ha vuelto a poner el punto y final a una Feria de Abril que ha arrojado más sombras que luces; dos largas semanas de toros y toreros clausurada con el mismo frío que ha sacudido los tendidos más despoblados que se recuerdan en muchos años.

Afortunadamente, el menudo diestro murciano "Rafaelillo" salió sincera y resueltamente dispuesto a triunfar. Y lo hizo gracias a la entrega que imprimió a todas y cada una de sus intervenciones en un festejo que, de otra manera, se habría convertido en un tostón inaguantable.

"Rafaelillo" no había tenido ninguna suerte con el segundo de la tarde, un animal de capa cárdena y bella estampa que fue aplaudido al salir por la puerta de chiqueros. Pero a esa carrocería no le correspondió el mismo motor y para colmo ese toro fue masacrado en un tremendo primer puyazo que lo dejó para el arrastre.

El murciano lo intentó después pero no podía obligarle a nada. El toro de Miura embestía doblando las manos y acabó cortando los viajes aunque se desplazara algo mejor por el lado izquierdo. La verdad es que la faena ni existió y lo cazó de un estoconazo algo trasero que fue más que suficiente.

Había que volver a salir a por todas y "Rafaelillo" recibió al quinto con dos largas de rodillas en el tercio a las que siguió un buen toreo a la verónica rematado con una airosa media. La gente ya estaba en el bote y el torero quiso asegurar las fuerzas del animal perdonándole el castigo en el caballo.

Con la muleta en la mano, el diestro murciano se apercibió muy pronto de que el lado bueno del toro era el izquierdo y basó sobre esa mano una faena animosa, entregada y cargada de mérito que alternó buenos naturales con la vistosidad de los remates hasta lograr dar fiesta y meter al toro y al público en la canasta.

Pero el acero no quiso entrar a la primera y se esfumó el trofeo que tenía en la mano, cambiándolo por una vuelta al ruedo aclamada por el público.

Abría cartel el veterano diestro cordobés José Luis Moreno, que se mostró aseado y solvente pero escasamente comprometido con el soso ejemplar que hizo primero.

El cuarto, un tremendo cárdeno y capirote, le planteó muchas más dificultades: echando la cara arriba en los embroques, tardeando, rebrincando y cortando los viajes. Moreno anduvo aseado con él pero resultó alcanzado al perderle la cara y sufrió una tremenda voltereta de la que salió muy mermado.

El toro aún volvería a darle otra paliza al cogerle en la suerte de matar. Moreno quiso asegurar la estocada a pesar de una distracción del toro y fue nuevamente volteado. Visiblemente aturdido, pasó un quinario para poder echar abajo a su enemigo después de varias intentonas fallidas.

No tuvo su tarde el diestro catalán Serafín Marín. Después del numerito del espontáneo que saltó en el tercero para darle dos mantazos de los que salió ileso, se empleó en una labor precavida e insolvente que no llegó a resolver los muchos problemas que le planteó ese sobrero del Conde de la Maza, a la postre más 'miura' que los 'miuras'.

El sexto fue otro toro vacío y a la defensiva con el que pasó demasiado tiempo sin concretar nada. Era el final de una feria llena de goteras que ha dejado un regusto amargo. EFE

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