Ramón Tribulietx, el entrenador español que ha llevado al Auckland City a cuatro Mundiales de clubes

    • El técnico, que jugó a finales de los noventa en la Liga de Nueva Zelanda, entrena al conjunto oceánico desde 2010.
    • "Decidieron que querían jugar de otra manera, más europea y me contrataron".
    • Cuenta que a veces tiene que parar los pies a los jugadores, demasiado físicos para el fútbol.
Ramón Tribulietx, el exportador del fútbol de toque a Nueva Zelanda
Ramón Tribulietx, el exportador del fútbol de toque a Nueva Zelanda

El Mundialito de clubes es un crisol futbolístico, un territorio abierto al exotismo. Dubai, Marruecos, Japón, escenarios propios de películas de James Bond que durante diez días amalgaman diferentes maneras de entender el deporte rey. Desde la púrpura del Real Madrid, el club más rico de la industria del deporte, hasta el semiprofesionalismo del Auckland City, el modesto club neozelandés, entrenado por el técnico español Ramón Tribulietx, que acredita como campeón de oceanía su cuarta aparición consecutiva en este torneo y hoy debuta ante el Atlético Tetuán (19.30 horas, Mitele.es). "Para el club es impresionante participar", reconoce al teléfono desde las antípodas. "Nos ha dado una repercusión internacional que está llegando a unas alturas impensables".

Tribulietx lleva desde 2010 al frente del Auckland City, equipo fundado en 2004 y al que había llegado dos años antes como asistente junto a Xavi Roca, exfutbolista del Barcelona, Villarreal y Espanyol. Su desembarco en Nueva Zelanda había llegado en el anterior milenio. "Yo había jugado aquí en el 99", cuenta. Siempre le había seducido conocer Nueva Zelanda y Australia y el fútbol fue el vehículo para conseguirlo. Su calidad técnica, un verso suelto en un fútbol sometido al despliegue físico, le volvería a abrir casi una década después las puertas, ya como entrenador. "Decidieron que querían jugar de otra manera, más europea y ellos se habían quedado con esa imagen de mí y se pusieron en contacto conmigo".

Ni el hecho de irse a 26 horas de avión de distancia, ni dejar a su familia y pareja en Barcelona le apartaron de un sueño que ya cuenta con seis años. "A veces se hace duro y largo", reconoce, aunque por cómo describe Nueva Zelanda, parece un enamorado de un país mucho más tranquilo que España. "Hay que bajar dos marchas para adaptarte. Para que te hagas una idea, los centros comerciales cierran a las seis de la tarde. La gente no tiene problemas y vive muy tranquila. Es encantadora y desde el primer día me hicieron sentir como en casa", cuenta.

Más asentado como deporte y con algo más de celo del apartado técnico del que vivió como jugador, Tribulietx dirige a un equipo al que ha cambiado la cara. "Somos la 'oveja negra' en Nueva Zelanda", asume. Con experiencia como entrenador en Sant Andreu, Figueres y Castelldefels, ha implantado en el Auckland City el juego posicional de marca España desde sus fundamentos. "Costó bastante al principio. Tenía jugadores muy físicos a los que les costó adaptarse, pero ahora hemos conseguido un nivel bastante aceptable". Como explicaba Josep Gombau sobre el fútbol en Australia, el físico está por encima de todo. "He tenido jugadores a los que he tenido que pedir que bajaran músculo. También he entrenado a algún campeón escolar de 400 metros", relata.


Armarios empotrados, velocistas o la emergente especie de futbolistas técnicos, casi todos están cortados por el patrón del fútbol semiprofesional. El español Ángel Berlanga, que se fue a Nueva Zelanda como mochilero, es de los jugadores que pueden dedicarse con exclusividad al fútbol Salvo el Wellington Phoenix, que compite en la liga australiana, todos los clubes de Nueva Zelanda son así. Algunos jugadores sí están a tiempo completo bajo el manto del club, para el que desempeñan también funciones de entrenadores. El resto estudian o trabajan. "Pero las empresas son muy comprensivas", matiza Tribulietx. "Están acostumbradas a tener atletas semiprofesionales que tienen que viajar, concentrarse… y les dejan. Además, dado que somos un equipo que compite la Champions y torneos como el Mundial de clubes, los trabajos no comprometen el desempeño físico de los jugadores". Cada vez más popular (es el deporte más practicado a niveles juveniles), la dificultad para conseguir una carrera profesional es el principal problema para el fútbol neozelandés, que casi empuja a sus mejores prospectos a emigrar para poder vivir del fútbol.

Con la ilusión del que no tiene nada que perder, dan el pistoletazo de salida al Mundialito de clubes en la ronda previa ante el Atlético Tetuán. Sólo una vez, en 2009, consiguieron superar esta criba. Pase lo que pase Tribulietx es un hombre feliz. "Cuando acabe me voy a casa con mi gente hasta enero".

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