Dice el refranero español que el césped del vecino es siempre más verde que el propio. Algo así le está pasando a Benzema. El galo parece empeñado en no reconciliarse con la afición del Real Madrid, que sigue asistiendo impotente a sus fallos y no celebra un gol suyo desde hace demasiado tiempo. Ante la Juventus, el Bernabéu volvió a dedicarle música de viento; mientras que Llorente y Pirlo se fueron del campo con sonoras ovaciones.
El ariete español fue el primero en marcharse al banco. Conte le eligió para meter un defensa, una vez que Chiellini fue expulsado. En cuanto la megafonía nombró al '14' de la Juventus, la afición del Bernabéu se puso en pie y le despidió entre aplausos. El navarro había marcado un gol pero la hinchada supo reconocer tanto su labor en el encuentro como su trayectoria.
Poco después fue Pirlo el que salió del partido. De nuevo la gente se levantó para ovacionar a un jugador rival. Los miles de espectadores supieron apreciar la calidad de un jugador que parece no cansarse nunca de jugar al fútbol y, además, de hacerlo cada vez mejor. Durante unos cuantos minutos, el italiano llevó el ritmo y el peso del encuentro; algo que no pasó inadvertido para nadie.
Por último, Ancelotti decidió cambiar a Benzema. El galo había fallado minutos antes un remate claro en boca de gol tras gran centro de Arbeloa. Un fallo más para apuntar en su historial. Una pitada más que volvió a enervar a su gente, a su afición. Pudo marcar y cerrar el encuentro, pero no lo hizo y sigue gafado de cara al gol. Ya son seis los encuentros que lelva sin ver puerta con la camiseta blanca. Demasiado tiempo. El sábado, en el Camp Nou, quizá tenga una nueva oportunidad.
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