(reportaje) alejandro ya no se quedará en el banquillo


Alejandro es un chaval jerezano de 14 años, tiene síndrome de Down y su pasión es el baloncesto. Lleva tres años entrenando con el club DKV Jerez 2010, pero no podía competir en la liga de su provincia, al no cumplir el requisito de edad que fija la normativa federativa. Gracias al apoyo de 50.000 firmas, ya puede hacerlo.
Hace tres años, Alejandro le pidió a sus padres que le apuntaran a baloncesto porque tiene un hermano mayor que practica ese deporte y él también quería hacerlo. “Cuando empezó a entrenar, en su club pensaron que era mejor que lo hiciera con chicos tres años más jóvenes que él, con el fin de adaptar la actividad deportiva a su desarrollo psicológico, y también porque el desarrollo físico del niño, al tener síndrome de Down, era más cercano al de los chavales de esa edad”, explica Francisco Contreras, su padre.
Esa diferencia de edad con sus compañeros de equipo no ha supuesto ningún problema, “el niño se ha integrado de una forma muy natural”, indica David Chanca, su entrenador. “El primer año jugó con chicos nacidos en 2002 y 2003. Al año siguiente, la mitad de sus compañeros pasaron de categoría, pero hablando con los padres de Alejandro decidimos que continuara en el grupo en el que estaba porque es donde se sentía más cómodo”, añade el técnico.
“A la hora de jugar, algunas tareas se le van adaptando, por ejemplo botar dos balones a la vez, uno con cada mano, le costaba el año que empezaba, por eso yo le enseñé a hacerlo con una mano y luego con la otra. Hace un par de semanas empezó a poder botar dos balones simultáneamente. Había que ver la sonrisa en la cara de él, estaba contentísimo. Y es que este deporte ha mejorado sus capacidades motrices y su coordinación, el niño está progresando muchísimo”, asegura Chanca.
“Su perfil es de alero, aunque a estas edades las posiciones no están muy definidas, todos hacen de todo. Siempre ha sido uno más, los demás niños así lo tratan y lo consideran. Incluso tiene algún ‘pique’ con alguno, lo que son muestras de la normalidad de grupo”, bromea el entrenador.
MOMENTOS AMARGOS
Sin embargo, esa adaptación para facilitar la práctica inclusiva del deporte, planteaba una pega: el niño no podía participar en los partidos de competición de la liga provincial, por no tener la edad requerida. Eso suponía que sólo podía entrenar dos veces por semana, y disputar los partidos amistosos, pero no jugar los sábados en los encuentros de la liga de su provincia. “Le disgustaba tanto, que no quería ni siquiera ir como espectador”, lamenta su padre.
“Lo ha pasado muy mal cuando veía que no podía jugar. Teníamos que engañarlo, se iba un poco antes para que yo pudiera quedar con los padres para el partido de liga, y así él no se enterara y se disgustara. Ni él ni sus compañeros lo entendían, porque para ellos es un compañero más”, recuerda David.
Eso se debía a que “todas las competiciones deportivas en categorías de básquet están regidas por la edad. Sí se admite que un niño más pequeño juegue con los mayores, pero uno mayor no puede jugar con los pequeños, como ocurre en el caso de Alejandro”, explica Adolfo Magrañal, delegado de la Federación Andaluza de Baloncesto (FAB) en Cádiz.
Ante esa situación, Francisco decidió solicitar a la FAB una adaptación de la normativa que permitiera a su hijo jugar en los partidos de competición, con el apoyo de los padres de otros compañeros del equipo. Además, desde Down España, le habían informado de otro caso parecido al de Alejandro, el de Gonzalo, otro chico con síndrome de Down de Moratalla (Murcia) que también tenía dificultades para competir con su equipo de baloncesto y que finalmente lo consiguió gracias al apoyo social. “Pero cada federación tiene sus normas, dependiendo de la comunidad autónoma, por lo que ese cambio no beneficiaba a mi hijo”, añade .
Transcurrido un año desde que solicitaran a la FAB que permitiera al niño competir, sin que se produjese el cambio que habían pedido, Francisco decidió en febrero promover esa petición a través de la plataforma Change.org y en poco más de una semana había logrado 50.000 firmas. Fue entonces cuando la FAB se puso en contacto con él para anunciarle que su hijo podría competir con su equipo.
Eso ha hecho a Alejandro muy feliz, “está contentísimo”, asegura su padre. “El domingo 9 de febrero jugó su primer partido de competición”, añade. “Esto es un gran avance para el deporte inclusivo, que es el que facilita la práctica deportiva conjunta entre personas con y sin discapacidad”, explica.
“Además Alejandro tiene la habilidad necesaria para ello”, asegura su padre. No es inhabitual que los jóvenes con síndrome de Down u otras discapacidades intelectuales practiquen deportes, lo que ocurre es que tendemos a pensar que no lo es “porque falta visibilidad”.
TRABAJO COMPLEJO
“Ha sido un trabajo complejo, porque son decisiones que, aunque pensemos que son positivas, van contra la normativa, y nosotros somos garantes de las cosas que pone la norma”, explica Adolfo Magrañal, con respecto a la autorización aprobada por la FAB para que Alejandro pueda competir, y que de momento es expresa para él, aunque en un futuro “podría abrir una puerta para otros niños”, reconoce Magrañal.
“Sí es cierto que en todo momento desde la FAB ha habido sensibilidad con el caso. Aunque, en un principio, nos recomendaban que Alejandro jugara con chicos de su edad, como los informes fueron positivos, aceptaron que si realmente él se sentía a gusto e integrado con el grupo en el que actualmente entrena, tampoco era una mala decisión que compitiera con ellos”, añade Magrañal.
“Tan pronto como tuvimos luz verde de la central nos pusimos en contacto con los nueve clubes que participan en la liga provincial y la respuesta fue un sí rotundo, sin ningún tipo de preguntas, todo el mundo fue muy abierto a que Alejandro participara, y les pareció una idea genial que podamos hacer que niños como él puedan sentirse partícipes del baloncesto, no solamente entrenando, sino también compitiendo”, asegura el delegado de la FAB en Cádiz.
Para Magrañal, “la inclusión ideal sería que él llegue a jugar con los niños de su edad, algo que está en continua evaluación ya que el seguimiento que hace el DKV Jerez 2010 con su programa de inclusión deportiva de casos como éste es muy grande, y el contacto que tengo yo con ellos para ver la evolución de Alejandro es continuo, puesto que se trata de un caso especial, es nuevo y nos puede servir para aprender mucho”, concluye el representante de la FAB.
Sin embargo, David Chanca ve “complicado de momento que Alejandro pueda jugar con los chicos de su edad del club, ya que su estatura y su velocidad es más parecida a la de los niños del grupo con los que entrena actualmente. En su opinión, “ese cambio tendría que ser muy poco a poco. Sus padres tampoco lo ven viable hoy por hoy, pero tampoco se plantean que va a pasar la temporada que viene, sino una solución para el momento actual, ya que su hijo lo estaba pasando mal ahora”.
El pasado 9 de febrero, Alejandro vio cumplido su sueño: jugó su primer partido de competición contra el equipo de Algeciras. “Verle la cara de felicidad cuando entraba en el pabellón ya fue todo un premio. Además, jugó estupendo, anotó nueve puntos”, concluye Chanca.
DEPORTE INCLUSIVO
El deporte inclusivo es aquel en el que participan personas con y sin discapacidad, lo que es altamente recomendable por el bienestar físico y mental que conlleva y además consigue mejorar la calidad de vida y la inclusión social.
La práctica deportiva mejora la coordinación general, la postura corporal, la orientación espacial, el tono muscular, el aprendizaje y la autoestima de las personas con discapacidad.
Con el fin de defender el derecho de las personas con síndrome de Down a hacer deporte en “igualdad de oportunidades”, Down España promueve desde 2009 el deporte inclusivo a través del Día del Deporte y de un manifiesto. Ambos tienen por objetivo que asociaciones deportivas, culturales y juveniles, administraciones públicas y los profesionales del deporte se impliquen con esta actividad.
Clubes como el DKV Jerez 2010 están contribuyendo a hacer inclusivo el deporte, no sólo con el apoyo que están prestando a Alejandro, sino también a niños con otras discapacidades. “Tenemos monitores que colaboran con el colegio de niños sordos de Jerez, y en las categorías de los niños más pequeños también juega alguno con discapacidad auditiva”, explica el entrenador David Chanca.

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