River Plate a siete pasos de reconciliarse con su historia

  • Nada le resulta fácil al River Plate, que a falta de siete jornadas para el término del torneo de la Segunda División argentina se encuentra en zona de ascenso directo pero sumido en la incertidumbre que genera un equipo que no da garantías pese a la jerarquía de muchas de sus individualidades.

Carlos Werd

Buenos Aires, 30 abr.- Nada le resulta fácil al River Plate, que a falta de siete jornadas para el término del torneo de la Segunda División argentina se encuentra en zona de ascenso directo pero sumido en la incertidumbre que genera un equipo que no da garantías pese a la jerarquía de muchas de sus individualidades.

El equipo albirrojo cosechó este domingo un empate con sabor a derrota en la ciudad de Mar del Plata ante el modesto Aldosivi, el mismo conjunto que en la primera rueda le había quitado el invicto en el certamen y que ayer le volvió a amargar la vida con un gol a seis minutos del final y con un hombre menos.

El magro 1-1 dejó a los de Matías Almeyda a tres puntos del único líder del torneo, el Instituto de Córdoba, y agigantó las posibilidades del Rosario Central, otro grande caído en desgracia, que de la mano del técnico Juan Antonio Pizzi puede igualar hoy el segundo puesto si vence al Ferro Carril Oeste y que en un mes recibirá en casa al River.

El popular equipo argentino tiene la mejor y más costosa plantilla del torneo de la Segunda División. Nadie duda de esto.

Pero a estas alturas del torneo, cuando muchos hinchas pensaron que el River Plate ya estaría ensayando la vuelta olímpica para regresar a la elite del fútbol local, el equipo no sólo muestra altibajos llamativos sino que tampoco da pruebas de carácter.

Para muestra basta un botón: ante el Aldosivi, un equipo batallador y sólo eso, el River Plate abrió el partido con un penalti a los 61 minutos y se quedó con un jugador más desde los 64, pero ni así pudo mantener la diferencia.

Con casi nada, el equipo marplatense, al que apenas se le contabilizaron cinco llegadas a la portería del River en todo el partido, logró la igualdad a los 84 minutos.

Es ciclotímico el River Plate. Es tan capaz de ganar de punta a punta un partido al mejor equipo del torneo, el Instituto de Córdoba, como había hecho hace una semana, como de empatar ante otro limitado como el Aldosivi o incluso perder con el Atlanta, que lucha en los últimos puestos de la clasificación y al que en la primera rueda había goleado por 7-1.

Sufre horrores los balones detenidos y, fundamentalmente, no encuentra la manera de hacerle llegar el balón limpiamente a sus puntas Fernando Cavenaghi y el francés David Trezeguet, nuevo ídolo de la hinchada riverplatense por sus goles y su innegable calidad.

No parece solución la posición de Alejandro Domínguez, delantero reconvertido en enlace, al que Ameyda ha puesto un socio, el venezolano César 'Maestrico' González, en los últimos encuentros.

"No queda otra que regresar a la Primera División. Cualquier cosa diferente sería un fracaso", resumió hace unos meses el presidente del River, Daniel Passarella.

"Si no ascendemos nos tendremos que internar en el río de la Plata", dramatizó el vicepresidente segundo del club, Omar Solassi.

Los hinchas, que no ven la hora de dejar de sufrir, ni siquiera quieren imaginarse la idea de no lograr uno de los dos ascensos directos y de tener que disputar la temible promoción, la misma que en junio de 2011 hundió al equipo en el descenso por primera vez en su historia.

Gimnasia de Jujuy, Atlético de Tucumán, Guillermo Brown de Puerto Madryn, Rosario Central, Boca Unidos de Corrientes, Patronato de Paraná y Almirante Brown son los siete pasos que restan al River Plate para reconciliarse con su historia.

La pregunta es: ¿Aguantará la presión?

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