Ocurrió en un partido de la liga iraní televisado. Mohamed Nosrati, defensor del equipo, se acercó a celebrar el gol de un compañero y no tuvo mejor idea que tocarle el trasero a un compañero, Sheis Rezaei. Lo que no sabían es que la broma les iba a costar cara. A los dos.
Viendo las imágenes, parece haber un matiz entre una palmadita en el trasero, tan futbolera, y esta celebración. Digamos que es un poco más. Algo, parece, intolerable para las autoridades iraníes.
El partido entre el Persépolis y el Damash Gilan, que terminaron ganando los primeros por 3-2, estaba siendo televisado para todo el país, y en cada rincón de la República Islámica de Irán se vio la acción.
El matiz del toqueteo y el haberse expuesto a la atención nacional parece haber condenado a los dos jugadores: la federación les ha condenado indefinidamente. Al bromista y al que recibe la caricia. No podrán jugar en la liga iraní y ni siquiera pueden entrar a un estadio.
La próxima vez, si nada cambia en el país, se tendrán que pensar mejor cómo celebran un gol. Eso, al menos, si hay una próxima vez.
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