Santillana: "No habría estado mal hacerles cinco y devolverles la afrenta"

  • Carlos Santillana (Santillana del Mar, Cantabria; 1952), marcó una época en el Real Madrid entre las temporadas 1971/72 y la 1987/88, cuando se retiró después de diecisiete años en el conjunto blanco. En ellas, tuvo tiempo de ganar nueve ligas, dos Copas de la UEFA y cuatro Copas del Rey.

Juan José Lahuerta

Madrid, 13 abr.- Carlos Santillana (Santillana del Mar, Cantabria; 1952), marcó una época en el Real Madrid entre las temporadas 1971/72 y la 1987/88, cuando se retiró después de diecisiete años en el conjunto blanco. En ellas, tuvo tiempo de ganar nueve ligas, dos Copas de la UEFA y cuatro Copas del Rey.

Una de ellas, la de 1974, fue muy especial. La logró ante el Barcelona, en el estadio Vicente Calderón, donde ganó 4-0 a su máximo rival tras un año aciago en el que el club azulgrana llegó a ganar 0-5 en Liga al Real Madrid. En una entrevista con EFE, Santillana afirmó que "no habría estado mal" haber marcado un quinto tanto para devolver "la afrenta" a un equipo que dejó una "espina muy gorda" clavada al Real Madrid.

Pregunta: A aquella final de 1974 el Barcelona llegó muy bien tras ganar la Liga 14 años después de la última vez... (interrumpe)

Respuesta: La verdad que el Barcelona hizo una grandísima temporada. Tenía un gran equipo, tenía a Cruyff. Nos habían pasado por encima en el Bernabéu (0-5 en Liga) con más gente como Sotil, Asensi, gente muy importante. En aquella época no podían jugar extranjeros en la final. No jugaron ni los nuestros ni los suyos. Éramos de aquí todos y fue una pequeña revancha.

P: Leyendo declaraciones de la época el día antes del partido te encuentras con frases de Juan Díaz, del Barcelona, en las que aseguraba que no iba a haber prórroga porque iban a ganar. ¿Estaban demasiado confiados?

R: Ellos habían hecho una gran temporada. Nos habían humillado 0-5 en el Bernabéu y estábamos muy ansiosos de jugar esa final. La jugábamos en Madrid y era un aliciente especial jugarlo en nuestra final. Nos pusimos pronto por delante en el marcador, marqué el primero. Aguilar me dio un pase, yo me anticipé a Sadurní y a Rifé para cambiar la pelota de trayectoria y hacer el primer gol. Luego fuimos superiores en todas las fases del partido y al final pudimos hacer esos cuatro goles.

P: ¿Cómo afrontó el Real Madrid aquella final? Fue una temporada extraña, con la marcha de Miguel Muñoz, la llegada de Molowny, Cruyff en el Barcelona, el 0-5...

R: No eran buenos precedentes, pero sacamos nuestro orgullo. Ellos no tenían a Cruyff y a Sotil, que también era un pedazo de jugador espectacular. De alguna forma, para nosotros, después de una temporada mala y de ver al Barcelona campeón, era una revancha. Echamos mano del orgullo madridista, de defender la camiseta y afrontamos el partido con una mentalidad ganadora. Se nos puso de cara con el primer gol y a partir de ahí fuimos superiores en todo momento.

P: ¿Con Cruyff y Sotil en el campo habría sido diferente?

R: Pues puede ser, no lo sé. Puede ser que sí, puede que no. En una final influyen muchas cosas. Nosotros en aquella época teníamos, creo recordar, a Netzer, que era importantísimo para nosotros. Nunca se sabe. Una final se juega de una manera diferente, influye quien meta primero porque siempre es importante porque obliga al otro equipo a hacer un esfuerzo mayor en ataque y le puedes sorprender. Son un montón de cosas. Pero realmente, al final eso no cuenta, lo que queda para la historia queda que ganamos 4-0 y eso queda.

P: ¿Quién fue el mayor agitador del vestuario para dar moral antes de la final?

R: Al final el Madrid, todo. Pero fundamentalmente los capitanes, Pirri, Zozo, Grosso, Velázquez, Amancio... todos los que tenían peso. El Real Madrid se movía por jerarquías y eran nuestra luz para la gente joven que éramos. Llevaban más el vestuario, mentalizaban a los jugadores con el ánimo que nos daban. Ellos llevaban el peso.

P: ¿Influyó en querer más que nunca la victoria que Zoco anunciara que se retiraría después del encuentro?

R: Él subió a recoger la Copa porque dejaba de jugar. Estaba la idea de ganar para que Zoco subiera a recogerla, sabíamos que le haría ilusión y que sería un momento muy importante en su vida. El hecho fundamental también era que simplemente jugábamos una final y que el Madrid siempre está obligado a ganarlas todas. Jugábamos en Madrid, contra el Barcelona y eso era motivo para estar psicológicamente a tope.

P: ¿Tiene alguna imagen grabada de aquel día?

R: No muchas. Antes las cosas no se celebraban como ahora. En aquella época no se hacía. Pero realmente lo que más tengo presente es la jugada del primer gol. Lógicamente no se olvida nunca.

P: ¿La única espina con la que se quedaron clavada fue no haber marcado un quinto gol para devolver el 0-5?

R: (ríe). Siendo una final ya eran bastantes. Pero no recuerdo si en algún momento lo pensé. Pensé que nos llevábamos el título, que era más importante que hacer cinco goles. Pero bueno, no habría estado mal hacer un gol más y devolverles esa afrenta.

P: ¿Fue entonces la venganza perfecta?

R: No sé si lo fue, pero los que participamos en el 0-5, se convirtió en una espina que no era tan grande, fue más pequeña. Siempre perder en casa con el Barcelona es duro, pero perder por tantos goles es mucho más. Era una espina muy gorda que teníamos clavada y con este partido, no se quitó del todo, pero se quedó un poco más delgada.

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