Semenya niega haber reclamado 138 millones de dólares como compensación

  • Johannesburgo.- La mediofondista sudafricana Caster Semenya, vigente plusmarquista y campeona mundial de los 800 metros lisos, ha negado a través de sus representantes legales haber solicitado 138 millones de dólares como compensación por la humillación a la que ha sido sometida.

Semenya niega haber reclamado 138 millones de dólares como compensación
Semenya niega haber reclamado 138 millones de dólares como compensación

Johannesburgo.- La mediofondista sudafricana Caster Semenya, vigente plusmarquista y campeona mundial de los 800 metros lisos, ha negado a través de sus representantes legales haber solicitado 138 millones de dólares como compensación por la humillación a la que ha sido sometida.

"No tiene ningún sentido, no existe tal cosa", ha dicho Greg Nott, portavoz del bufete de abogados de Semenya, 'Dewey and LeBoeuf', al diario local "Sowetan".

El pasado fin de semana un portal estadounidense en Internet publicó que Semenya había denunciado tanto a la IAAF como a la Federación Sudafricana de Atletismo, a las que reclamaba 120 y 18 millones de dólares, respectivamente.

"Queremos que Caster tenga unas vacaciones tranquilas y disfrute de su familia", dijo Nott, quien añadió que toda esta situación era muy desagradable.

Semenya, Sudáfrica y los aficionados al atletismo de todo el mundo están a la espera de que la IAAF revele el resultado de las pruebas de verificación de sexo a las que sometió a la atleta después de su espectacular actuación durante los Mundiales de Berlín 2009.

Nadie en la historia de los mundiales de atletismo había conseguido lo que Semenya, quien, con sólo 18 años, se impuso en la final con un margen de 2.45 segundos sobre la defensora del título, la keniana Janeth Jepkosgei, que cruzó la meta en 1:57.90.

La victoria de la sudafricana, conseguida aparentemente con una facilidad pasmosa, despertó las sospechas acerca de su sexualidad y se la llegó a acusar de ser un hombre o, como mínimo, una hermafrodita.

Un calvario ha sido lo que tuvo que soportar la joven atleta de la ciudad de Pretoria, de repente bajo todos los focos del planeta y sometida a una enorme presión mediática e institucional, no siempre con el tacto que un caso de esta naturaleza requiere.

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