Sevilla 2 - 3 Barcelona: o cuando 'Mateu Lahoz te desquicia'

    • Espulsó a Médel por una agresión y a Míchel por protestar.
    • No señaló una mano de Thiago en la jugada del gol del empate de Cesc.
    • Los dos equipos protestaron sus decisiones de señalar pocas faltas.

Mateu Lahoz era el nombre propio al término del partido. Si durante la primera parte del Sevilla-Barcelona había provocado las protestas de los dos equipos por igual, durante el segundo tiempo sus decisiones encresparon a los jugadores, al técnico y a la afición local. Los hispalenses le acusan de ser decisivo en el resultado por expulsar a Médel en una acción que pudo resolverse con una tarjeta amarilla y comerse una mano de Thiago en la jugada del empate a dos. ¿Tienen razón?

Cesc, tras el partido, veía justa la expulsión. Tito Vilanova, en rueda de prensa, sentenciaba que 'quien pone la cabeza en la frente del otro se arriesga a ser expulsado'. Justifican sus decisiones. Pero no todos los azulgranas defienden a Mateu Lahoz. Xavi Hernández, el gran capitán, fue el más claro de todos y le sentenció: 'Es un árbitro que te desquicia futbolísticamente, aunque no ha sido decisivo en el partido'.

El acta dice que a Medel le expulsó 'por propinar un cabezazo en la cara a un rival sin estar el balón en juego' y a Míchel tras protestar y gritar 'no tenéis vergüenza'. El entrenador del Sevilla lo niega, pero el cuarto árbitro se lo comunicó por el pinganillo. Cierto o no, lo dijera el técnico o saliera la frase de su banquillo, Míchel terminó en la grada y se perderá los próximos dos partidos. Demasiado castigo.

Todos tienen razón. Mateu ha cambiado su forma de arbitar en los últimos meses. A veces deja jugar y no sanciona jugadas que sí señalan sus compañeros de profesión. Otras, corta acciones y los futbolistas de quejan. Ya no es 'el árbitro estilo Premier que deja jugar' como le catalogaban algunos. Sabe que con esa forma de pitar no iba a llegar lejos en el estamento arbitral. Pero el subconsciente le traiciona y termina aplicando dos estilos de juego dentro del mismo partido.

Los futbolistas no saben por dónde saldrán sus decisiones y terminan protestando como Messi en la primera parte o 'rajando' como Xavi en zona mixta. Los entrenadores se quejan porque lo que hoy es un partido de contacto con un árbitro dialogante, mañana es un partido en el que no se permite nada. Y los aficionados no entienden nada porque unos árbitros pitan unas faltas y otros no. Todos, en resumen, terminan pidiendo lo mismo: unificación de criterios.

Óscar Rodríguez
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