El campo de golf de Carbrook se ha convertido en uno de los referentes del universo golfístico por su hoyo 14. No se debe a la dificultad del mismo, ni a su belleza, ni a que en él se hayan visto golpes fantásticos. La culpa la tiene el grupo de tiburones que habitan el lago que existe mediado el trazado, y cuyas siluetas y aletas se divisan a simple vista.
Unas inundaciones en la década de los noventa, provocadas por el desbordamiento del río Logan, cubrió las calles del Golf Club de Brisbane de agua, llevando hasta allí nuevos habitantes acuáticos. Los tiburones se han instalado en esa zona, y se han convertido en una atracción más. Los responsables del circuito han colocado diversos carteles para avisar a los golfistas y visitantes, aunque muchos de ellos desatienden las advertencias y les echan comida.
Y como de todo en esta vida hay que intentar sacar provecho, los propietarios del recorrido han organizado un torneo aprovechando el tirón de los escualos, el “Shark Lake Challenge”.
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