Sólo el "mudo" de los fotógrafos hizo hablar a los acusados

Carlos de Torres

Madrid, 28 ene.- El juicio más esperado de la historia del deporte se quedó mudo al quedar aplazada al martes la comparecencia del doctor Eufemiano Fuentes, pieza central de la Operación Puerto, pero fue el "mudo" de los fotógrafos el único que hizo hablar a los acusados. Eso sí, en términos de indignación.

Al final de la exposición de las cuestiones previas la magistrada Julia Patricia Santamaría permitió el acceso en dos tandas a los 30 fotógrafos acreditados para tomar imágenes de la sala de audiencias, con los acusados de pie frente a la jueza, lo que se denomina un "mudo". Un acto que se tuvo que retrasar algunos minutos porque una acusada, la doctora Yolanda Fuentes, se había esfumado.

¿Dónde está Yolanda?, reclamaba la secretaria judicial. "Pero si ha dicho que salía cinco minutos....", lamentaba. Mientras, la hermana mayor de la doctora la llamaba por teléfono para que retornara a la sala de inmediato. Finalmente apareció en compañía de su madre, que completaba la asistencia familiar.

Ya dentro de la sala, con los "plumillas" sentados, llegó la sesión fotográfica. Cientos de disparos en pocos segundos. Los acusados alineados: Yolanda Fuentes, Manolo Saiz, Ignacio Labarta y Eufemiano Fuentes. Puros objetos de la curiosidad, los protagonistas que han llevado al Juzgado a más de 160 periodistas, 35 de ellos extranjeros: franceses, italianos, estadounidenses, alemanes, británicos.....

Un posado que desató las protestas de las defensas, que vieron en ese "fusilamiento" un sufrimiento añadido para sus representados, mientras que Yolanda Fuentes exclamaba, visiblemente indignada: "Parecemos monos de feria".

Palabras ratificadas por Manolo Saiz, el primero en salir a la calle, donde el tumulto se preparaba para escuchar a los acusados y abogados. "Ha sido un acto vejatorio", dijo el extécnico del ONCE. Y se fue calle arriba antes de repetir que "al final se sabrá la verdad".

Faltaba por salir Eufemiano "superstar", la figura del proceso. Muchas fotocopias con su foto entre los periodistas extranjeros para no fallar el tiro en medio del estrecho pasillo plagado de cámaras y micrófonos. Por fin salió el galeno canario, quien hubo de recordar su época de atleta de 400 vallas.

De entrada, un banco le cerró el paso. Luego se dispuso entre codazos y una lluvia de preguntas a cruzar la calle. La bola de periodistas obligó a un coche a frenar en seco para evitar una crónica de sucesos. Eufemiano cambió los papeles: ¿Por favor, les puedo hacer una pregunta?, dijo, para continuar: ¿Dónde puedo encontrar un taxi?.

Misión imposible en medio del maremágnum. El médico canario trató sin suerte de subirse a un primer taxi. Estaba ocupado. Otro banco fue superado con éxito por profesionales cámara en ristre, implacables en el marcaje al hombre, que finalmente se subió al vehículo que le alejó del Juzgado.

De la presión a Eufemiano se aprovecharon Belda, Labarta y Yolanda, que salieron con la pista despejada, ajenos a preguntas comprometidas.

Volvió la calma a las dependencias judiciales, donde nunca se habían vivido escenas semejantes. Un día duro para sus empleados, a veces desbordados para atender las necesidades de los profesionales de la información.

La sala de espera reunió a la casi totalidad de los informadores, familiares de los acusados e invitados. Entre éstos últimos se encontraba Ana Muñoz, directora de la Agencia Española Antidopaje (AEA), que como todo el mundo aguantó más de cinco horas en vano.

Muñoz sueña con poder analizar el material recabado durante la investigación cuando concluya el procedimiento judicial. Hasta ahora no ha podido tener acceso a los documentos secretos, pero si un día llegan a sus manos, podría entrar en acción para emprender acciones contra los deportistas implicados en la trama de dopaje.

La Operación Puerto cerró la primera sesión con una expectación desatada. En la segunda pasarán delante de la jueza, y por este orden, Eufemiano Fuentes, Labarta, Belda, Yolanda Fuentes y Saiz. El doctor estrella ya conoce los obstáculos para llegar hasta el taxi. La jornada no fue baldía del todo.