Pilotando su moto, Bou subió en ascensor a la primera planta de la sede de la petrolera y se dirigió a su puesto de trabajo sin poner un pie en el suelo. Anteriormente y como cualquier otro empleado de la compañía, pasó el control de seguridad con su tarjeta de identificación.
Después de una mañana de duro trabajo, consultando el correo electrónico, haciendo fotocopias y acudiendo a reuniones, Bou se tomó un respiro en la máquina de café, y todo ello sin bajarse de su moto durante la jornada laboral.
Finalmente, descendió al patio central de la sede de Repsol por la escalera de emergencia, donde recibió el aplauso y las felicitaciones de todos sus compañeros de trabajo por su reciente triunfo. Para agradecerles todo el apoyo recibido, Toni Bou ha realizado una exhibición allí mismo, donde ha superado unos obstáculos con forma de latas de lubricante de tamaño gigante.
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