Tour de Francia: el día que a José Luis Viejo le dio tiempo a tomarse un café en la meta antes de que llegara el pelotón

    • El seis de julio de 1976, José Luis Viejo logró el hito más importante de su carrera profesional: una victoria en el Tour de Francia.
    • Lo hizo en solitario, merced a una escapada de 160 kilómetros y que acabaría pasando a la posteridad.
Los ciclistas ruedan durante la última etapa del Tour de 1976
Los ciclistas ruedan durante la última etapa del Tour de 1976

En 1976 José Luis Viejo llegó al Tour de Francia como un gregario de Luis Ocaña en el equipo español Super Ser. A priori, su papel debía ser el de darle todo el apoyo que pudiera a su compañero y, si se diera el caso, arriesgar en algunas etapas para lograr algún triunfo parcial. Puede que el objetivo de situar a su líder cerca de los mejores acabar mal -Ocaña acabó decimocuarto del ganador- pero a cambio Viejo cumplió de sobra en lo de ganar una etapa.

Era seis de julio y la carrera se dirigía hacia el sur, en busca de los Pirineos, una vez que los Alpes habían ya dejado secuelas entre los favoritos. Era la undécima etapa, la última antes de la primera jornada de descanso. Pese a ello, el pelotón decidió ahorrar fuerzas y rodar lento. Ningún favorito al triunfo final quería desgastar en exceso a su equipo.

Era, por tanto, el día ideal para que una escapada llegara a meta. Pese a ello, la fuga se formó con un solo corredor: el guadalajareño José Luis Viejo, corredor que por aquel entonces tenía 26 años y que llevaba seis temporadas como profesional. En cuanto saltó del pelotón se puso a rodar lo más fuerte que pudo, sin mirar para atrás y sin esperar a posibles compañeros que le dieran relevos y con los que jugarse la victoria en la parte final.

Su retardo de más de cincuenta minutos frente al maillot amarillo hacía de él un ciclista nada preocupante para los 'gallos' del pelotón. La diferencia a favor de Viejo empezó a aumentar poco a poco. En poco kilómetros se situó en diez minutos, luego en quince y luego en veinte. Nadie atrás parecía moverse. La victoria estaba, sin duda, delante.

Los últimos ochenta kilómetros para Viejo fueron un paseo. Sabía que lograría la victoria y, aunque no podía bajar mucho el ritmo, era consciente de que sólo una catástrofe de categoría mayúscula le impediría alzar los brazos en la meta de Manosque, 224 kilómetros después de comenzar la etapa en Montgenèvre. Casi seis horas tardó José Luis Viejo en completar la distancia. En total estuvo 160 kilómetros fugado en solitario.

El pelotón llegó a 22 minutos y 50 segundos del escapado, que establecía así el récord de mayor diferencia a favor de un fugado en la historia del Tour de Francia. Al menos, cuando el ataque se produce en solitario, ya que en 2001 Erik Dekker ganó en Pontarlier después de que un grupo de 14 ciclistas se escapasen desde lejos. El holandés venció al sprint a Aitor González y a Servais Knaven. Los otros once fugados llegaron poco a poco y el pelotón cruzó la línea de meta a 35 minutos y 54 segundos.

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