Tradición y tecnología en la fabricación de fuegos artificiales

  • Valencia.- La fabricación y montaje manual de productos pirotécnicos ha permitido a la empresa Pirotecnia Caballer de Lliria (Valencia), la más grande de Europa, combinar la tradición artesana con tecnología vanguardista, compromiso con el medioambiente y máxima inversión en seguridad.

Tradición y tecnología en la fabricación de fuegos artificiales
Tradición y tecnología en la fabricación de fuegos artificiales

Valencia.- La fabricación y montaje manual de productos pirotécnicos ha permitido a la empresa Pirotecnia Caballer de Lliria (Valencia), la más grande de Europa, combinar la tradición artesana con tecnología vanguardista, compromiso con el medioambiente y máxima inversión en seguridad.

La prohibición de usar teléfonos móviles y fotografiar con flash, no llevar fósforos ni siquiera un mechero en el bolsillo ni conducir vehículos de gasolina son algunas de las exigentes pautas de seguridad que debe seguir quien visite los más de 500.000 metros cuadrados de las instalaciones de la fábrica valenciana.

Placas para descargar la energía estática, que no haya más de dos o tres operarios a la vez en cualquiera de las fases del proceso de fabricación, limitar los kilos de producto almacenado, amplios muros de contención de ondas expansivas en torno a las casetas de almacenaje o la existencia de búnkers para guardar la pólvora hace que más que una empresa parezca "un polvorín militar".

La experiencia de haber "volado por los aires" en los años 90 -un accidente sin víctimas- les hizo apostar por la seguridad y que estas instalaciones se convirtieran en las más seguras de Europa.

Líder en el sector de la pólvora y los petardos desde su fundación en 1880, la empresa se rige por los principios de seguridad e investigación y en sus 130 años de vida se ha convertido en la más galardonada del mundo, con cinco Júpiter -los Óscar de la pirotecnia- entre más de un centenar de premios.

Desde la fabricación de la pólvora con el lavado del carbón incluido, algo que ya no hace nadie de la competencia, a la exportación del producto -Canadá, Estados Unidos, Francia y Turquía son sus principales mercados-, Pirotecnia Caballer también diseña espectáculos pirotécnicos y extrema el cuidado medioambiental y su inversión en I+D.

Vicente Caballer hijo, ingeniero y responsable del laboratorio, apuesta por dirigir la investigación en el sector a "la reducción de residuos, la minimización del impacto medioambiental, la reutilización de componentes y el control absoluto de disparos a través de medios digitales".

Un ejemplo del esfuerzo innovador de esta empresa familiar es su sistema electrónico e informático Efisy (Electronic Firing System), que permite controlar más de 4.000 instrucciones de disparo desde un ordenador con tecnología wifi o el patentado "bastidor modular", que permite el montaje de grandes espectáculos con más facilidad y seguridad.

En las instalaciones de la empresa en Lliria hay diseminadas 130 pequeñas casetas, donde trabajan setenta empleados que participan en los diferentes pasos del proceso de fabricación; ésta arranca con un ordenador que ajusta las mezclas para conseguir los dieciséis colores con los que trabajan.

El color y la pólvora se impregnan sobre un grano de arroz que, artesanalmente, se agranda hasta formar las bolitas de diferente diámetro con las que se rellenan, de forma manual, las carcasas y el montaje se completa con su envoltura en papel y la colocación de la mecha antes de ser almacenados.

Juegos Olímpicos, Exposiciones Universales, Mundiales de fútbol, bodas reales, la Apertura del Año Xacobeo, el "chupinazo" de los Sanfermines, inauguraciones de parques temáticos o de espectaculares edificios o la Copa del América de vela, ningún acontecimiento escapa a la "calidad, originalidad y creatividad" que ofrece Caballer.

Espectáculos multimedia y piromusicales, castillos acuáticos y aéreos, efectos especiales y mascletades son especialidades de una empresa que en las Fallas 2010 tendrá un protagonismo a su altura, con el disparo del castillo de la "Nit del Foc", la "mascletá" del día de San José y la "Cremá" de la falla del Ayuntamiento.

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