Una línea demasiado larga para Nadal

  • Nadal sucumbe en cinco sets ante Djokovic, que cimentó la victoria en su consistencia desde el fondo de la pista, recuperándose del primer set ganado por el español (5-7, 6-4, 6-2, 6-7 (5) y 7-5).
Una linea demasiado larga para Nadal
Una linea demasiado larga para Nadal
lainformacion.com
José Martínez
José Martínez

Nadal vivió el primer set como huésped de la línea de fondo. Su juego se construyó desde ese pequeño espacio blanco, la barrera que separaba el éxito de la dominación de Djokovic. Las pelotas le llegaban violentas y el español repartía con su derecha por el campo contrario. En los primeros juegos, obligó al número uno a estirarse hasta dolerse los tobillos, pero el serbio, musculatura de chicle, se recuperó.

En busca de un cambio repentino que cambiara su suerte, Djokovic dejó pronto la camiseta blanca con la que había iniciado el partido y la cambió por una negra. Su raqueta, tras perder el primer saque de la final, se quedó en el banquillo por otra nueva. El sino del primer set favoreció al español, la historia cambió poco después. Ya empatados a un set, regresó al color inicial. Adiós a las supersticiones.

Los dos se despellejaron a pelotazo limpio desde el fondo de la pista. Muy pocas voleas, escasas aproximaciones a la red, todo un curso de cómo cubrir el fondo de la pista en el que los dos mejores tenistas del mundo cometieron demasiados errores en el intento por dominar al otro. Nadal cayó en esa dinámica, influido por la recuperación de Djokovic, y falló más de lo normal con su tenis calculador.

El revés cortado funcionó al principio con el serbio, hasta que la derecha de 'Nole' se transformó en el arma de destrucción masiva capaz de dominar al español en las últimas siete finales. Del lado de Nadal caían pelotas de tenis con la densidad del cemento que minaban su moral. Djokovic enrojecía de cansancio pero volvía a su táctica. Ahora él era el que tomaba la línea de fondo.

Con el partido en contra, dos sets a uno, Nadal atisbó un resquicio para la recuperación. Impulsado por la grada de un Rod Laver Arena cerrado por la lluvia, hizo más fiero a su revés y arriesgó con la derecha. Desató su lenguaje corporal, su puño izquierdo cerrado, su cabeza en gesto afirmativo para salvar tres bolas de rotura en un mismo juego y forzar la muerte súbita en el cuarto set. Resistencia numantina con los pies besando la línea de fondo para llegar al quinto set.

Nuevamente de negro, Djokovic buscó acortar los puntos, Nadal la muerte por agotamiento en una última manga titánica con golpes para la historia. La rotura en el sexto juego parecía el punto de no retorno, pero el número uno volvió del abismo de la derrota para ganar intercambios de hasta 25 pelotas. Rompió el saque del español con 5-5 y el último juego del partido acabó con el serbio revolcándose sobre la pista. Había ganado la final de Grand Slam más larga de la historia. Su foto sobre el letro gigante de Melbourne abrirá el lunes los periódicos de medio mundo.

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