Varane, la semifinal que cambió su vida

  • Raphaël Varane no olvidará nunca los dos partidos que disputó ante el Barcelona en las semifinales de la Copa del Rey. El joven central del Real Madrid (19 años) explotó en un par de duelos que cambiarán su vida tras mostrar unas cualidades excepcionales con las que durante muchos años podría gobernar el centro de la zaga madridista.

Juan José Lahuerta

Madrid, 27 feb.- Raphaël Varane no olvidará nunca los dos partidos que disputó ante el Barcelona en las semifinales de la Copa del Rey. El joven central del Real Madrid (19 años) explotó en un par de duelos que cambiarán su vida tras mostrar unas cualidades excepcionales con las que durante muchos años podría gobernar el centro de la zaga madridista.

Después de su segunda demostración en quince días, el defensa francés ya no es un proyecto. Es una realidad que se afianzó en el Camp Nou, donde no sólo sobresalió por encima del resto Cristiano Ronaldo. Varane, protegido de Zinedine Zidane, su descubridor, ha conseguido que una ausencia como la de Pepe quedara ayer en el olvido.

Su entrenador, José Mourinho, prefirió sentar en el banquillo al portugués para dar paso a Varane. Su estado de forma, más afinado que el de Pepe, fue una de las razones por las que el técnico luso apostó por un jugador que ya sorprendió en el choque de ida ante los azulgranas.

Entonces, Varane dio un paso hacia el reconocimiento mediático con un tanto excepcional en el tramo final del partido que dio vida a su equipo. Su 1,92 de altura, su corpulencia y su fuerza física, sirvieron para rematar de cabeza un córner que daba a los blancos un empate a un gol que mantenía viva la eliminatoria.

Redondeó un partido espléndido, excepcional, marcado por su solidez defensiva y por una gran zancada que en más de una ocasión cerró las puertas a los jugadores del Barcelona. Sobre todo a Lionel Messi, que apenas tuvo opciones con el central francés delante.

Antes, "el hijo de Zidane" sólo había disputado dos partidos importantes, ante el Manchester City y el Manchester United en la Liga de Campeones. Ambos, también en el estadio Santiago Bernabéu. Hasta ayer, nunca había asumido responsabilidades de gran calibre alejado del calor de su afición.

Pero a Mourinho no le tembló el pulso. Abrió las puertas de la titularidad a un futbolista que llegó al Real Madrid de la mano de Zidane, que recomendó su fichaje cuando estaba en el Lens y sólo sumaba una temporada en la Liga francesa.

Una apuesta acertada que ha tardado algo más de una temporada en adquirir forma. El año de su estreno participó en nueve encuentros de Liga, casi siempre por la lesión de algún compañero y ante equipos que ocupaban la zona media-baja de la clasificación. Ahora, lleva los mismos partidos en esa competición y se ha hecho fuerte en la Copa y en la Liga de Campeones.

Precisamente en Europa, tras el partido del City en la fase de grupos, Mourinho comenzó a declarar públicamente su admiración por un jugador al que siempre ha tenido en cuenta. Jugó en vez del castigado Sergio Ramos y cumplió.

"¿Varane no tiene derecho a jugar? No defino a Ramos porque no ha jugado el último partido. Pepe y Varane, que fueron los que jugaron, tuvieron una gran actuación: jugaron fácil, simple. Fueron bien por alto, son rápidos y tiran la defensa adelante. Nos marcaron dos goles, pero ninguno de los centrales tuvo influencia", dijo Mourinho al finalizar el choque.

Después, en Copa, y tras caer 2-1 ante el Celta, el entrenador portugués volvió a resaltar al central: "Varane se ha lesionado y se ha quedado dentro del campo. Lesionado ha hecho más que algunos que no lo estaban. Tiene una mentalidad fantástica y ha hecho su trabajo. No podía esprintar, pero su trabajo ha sido mucho mejor que el de algunos de sus compañeros", aseguró el portugués.

Mourinho no apareció por la sala de prensa cuando Varane culminó su segunda exhibición contra el Barcelona. De nuevo, marcó otro gol de cabeza, el tercero del Real Madrid, y durante todo el partido estuvo pletórico. Fue de los mejores. Su entrenador no pudo hablar bien de él, como siempre ha hecho, porque Iker Casillas fue el encargado de atender a los medios de comunicación.

Seguramente, sus palabras habrían sido buenas. Cuando Mourinho habla de Varane, nunca le critica porque siempre cumple. Sus dos últimas exhibiciones las completó rodeado de más focos que nunca. La decisiva, en el Camp Nou, le elevó a los altares para cambiar definitivamente su vida.

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